EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 197
guerra civil – sólo durante el último proceso de paz - aumentaron
un 66 por ciento”. Y una última estadística: en la administración
Pastrana los desplazados pasaron de uno a dos millones de
personas. No está bien, de todos modos, que le dé a los
paramilitares la categoría de “ejércitos armados por los
hacendados para protegerse de las guerrillas”, porque ellos son
tan solo una organización de desalmados sicarios. Tampoco que
generosamente los elimine del grupo de “los irregulares”, ni que
diga que una cuadrilla de malhechores, como las FARC de hoy en
día, mantienen en alto unas banderas que hablan del justo reparto
de las tierras y de concesiones a los campesinos. Uno no se puede
quedar estacionado en los primeros años de la década del 70.
Como un Buick. Pero la conclusión es tan positiva como
esperanzadora. Martínez resume en pocas palabras la historia
colombiana de las últimas décadas, comparándola con la de
Argentina y Venezuela, y su balance es positivo. “El caso de
Colombia es uno de esos milagros de supervivencia difíciles de
explicar... Colombia empezó el siglo XX con una guerra de mil días,
que cobró cien mil muertos, y luego soportó las interminables
batallas entre liberales y conservadores desde 1930 hasta 1962,
en las que perecieron otros doscientos mil. Cuando deja de crecer
en una dirección crece en la otra, y los vendavales pasan pero el
país sigue en pie, como un árbol flexible. Ahora lo amenaza la
sombra de George W. Bush, cuya protección podría asfixiarlo,
aunque Colombia sabe cómo sortear esos abrazos. La paz ha
terminado, pero si la historia se repite, saldrá airosa una vez más
de la tragedia de esta enésima guerra”. Pero para salir airosa le
falta recorrer un largo camino. El fracaso y posterior derrumbe del
proceso de paz de Pastrana llevó al país a embarcarse en un
proceso de guerra. La reacción fue lógica. La oscilación a que nos
hemos venido acostumbrando los colombianos, nunca nos había
amenazado con un bandazo tan profundo. Pescando en río
revuelto, Álvaro Uribe Vélez ha anunciado que corregirá de un solo
plumazo la torpe política errátil de Pastrana. Y los colombianos,
crédulos y desesperados, están dispuestos a creer cualquier cosa.
En un universo que sólo debería oír propuestas de paz, el discurso
de Uribe Vélez es drásticamente belicista. Lo inició hace mucho
tiempo, cuando su padre fue asesinado en hechos que nunca se
aclararon a fondo. En efecto, no hay una providencia judicial que
demuestre que lo afirmado por el candidato en el momento de la
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