EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 194

este ejército despedaza a las FARC y a las otras guerrillas del mismo tipo, ¿desaparecería la base económica de esos movimientos? Por supuesto que no. La economía de la droga, contrapartida de su prohibición, estará siempre presente. Agreguemos otra paradoja de esta guerra ridícula: no deja de ser extraño, de parte de las naciones que se dicen en alianza contra el terrorismo, el que se dediquen a combatir el blanqueamiento de los fondos que alimentan esas redes terroristas, sin preguntarse si no es la prohibición la causa primera de su prosperidad... Si liquidar las guerrillas y reducir el terrorismo depende de secar las mentes de sus recursos, esta operación exigiría una política más inteligente que la prohibición... Hay varias otras alternativas a la prohibición, y no será del caso citarlas todas aquí. Mencionemos solamente una al pasar, que es la de convertir la droga en un problema médico. Pero ese debate exigiría el coraje político que hace falta en este momento en Europa y más aún en Estados Unidos. Es que la opinión no ha comprendido todavía la relación que existe entre prohibición, droga y terrorismo. Así que no despertemos la opinión que duerme ni al político que la anestesia y dejemos que los colombianos mueran: ¡queda tan lejos Colombia! Pero al menos, sepamos que esos soldados mueren allá, por nosotros los de aquí”. ¡Queda tan lejos Colombia! Hace rato, supongo, dejamos atrás la costa. Viajamos en plena noche, y el avión no oscila siquiera una sola vez de manera que alcance a ver los plateados visos del Atlántico. ¡Lejos! Lejos ¡ay! del sacro techo/ que mecer mi cuna vio/ yo infeliz, proscrito arrastro/ mi miseria y mi dolor. El primer Caro y el primer romanticismo colombiano. No sé por qué se agolpan en mi memoria (en mi mala memoria) todos los versos que aprendí cuando joven, y no precisamente para recitárselos a María Esther Marriaga, de quien estaba profundamente enamorado, porque ¿qué ventaja habría sacado de decirle con voz tribunicia aquello de Patria, te adoro en mi silencio mudo/ y temo profanar tu nombre santo, del segundo Caro, si Mary lo que quería era ser adorada ella sola sin competencia con la Patria? Pero durante años me dediqué con entusiasmo a seguir la pista de Colombia en sus poemas, desde el Tierra buena, tierra buena/ tierra que pone fin a nuestras penas, de Castellanos, hasta el reclamo de X-504 que quería una palabra honda, como pez en el 194