EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 189
cebú en la feria de Girardot. O de Flandes. El país mal pensaba.
Aja, ¿y Girardot no queda ahí no más, a pocos kilómetros de
Melgar donde tiene la finca? He ahí la confluencia perfecta:
mejillas rozagantes/ zurriago/ foto/ Pabón Núñez/ caricia
presidencial en el testuz del torete/ sonrisa de circunstancias. Y la
imaginación colectiva hacía el resto: esa misma noche el torete
estaba (estando o no estando) en los establos de Melgar y santas
pascuas. A punta de pequeños pellizcos de monja como ese, en
los que era experta la sofisticada burguesía bogotana, el binomio
hizo agua y terminó por derrumbarse. Más que la clausura de los
periódicos y que la represión contra el movimiento estudiantil, las
medidas económicas que alguien filtró que tomaría el gobierno y
las fotografías de los toretes y de los consejos de ministros en la
piscina de la finca (Pabón Núñez en vestido de baño era horrible),
dieron al traste con un gobierno que, entre otras cosas, no fue
mejor ni peor que los que le siguieron.
Diez de mayo de 1957. La primera página de El Espectador, que
resucitó ese mismo día, es la premonición de treinta años de
historia. En ella se ve la magra efigie de Alberto Lleras, con su
sonrisa toda llena de dientes, haciendo la “V” de la victoria. Una
victoria implica una derrota. Triunfó el Frente Nacional, perdió la
democracia. Triunfó el bipartidismo, perdieron las nuevas
expresiones políticas. Triunfó el reparto milimétrico, perdió la
política. Triunfó la división del presupuesto, perdió la honestidad
con que se había manejado entre nosotros la cosa pública. En
medio de la euforia, nadie examinó con rigor los propósitos del
Frente Nacional. Como la Constitución de 1863, el Frente Nacional
se pensó para una república de ángeles. Pero Colombia nunca fue
una tierra de ángeles. Eso se lo dejamos a los suizos (!). La historia
contemporánea de Colombia comienza el 1° de diciembre de
1957. Con el plebiscito. Ese día, sin que nadie se diera cuenta, el
país le dijo sí al abismo. Ese día nacieron monseñor Concha
Córdoba y Tirofijo y José Name Terán y Emilio Lébolo y Castaño y
Mancuso y las listas unipersonales y Pablo Escobar y el robo del
presupuesto y los sicarios y el dinero fácil y el mono Jojoy y el fin
de los partidos. La luna de miel duró muy poco. Como todas las
lunas. Ni siquiera el enorme prestigio de Alberto Lleras logró
detener la caída. Cuando cuatro años después terminó su
gobierno, algunos espontáneos le hicieron una manifestación de
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