EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 187

familia. Ya no tengo casa ni palabras, ni sonrisas por la mañana ni recuerdos del día que pueda reconstruir por la noche. Lo que construí con esfuerzo se fue a pique. Tal vez alguna vez vuelva a reunirme con ellos, pero ¿quién me regresará a la memoria de mis padres? El desplazamiento no es dejar esta casa, este sitio, este libro, esta silla, esta lamparilla. El desplazamiento es dejar para siempre el alma en otra parte. En Otra parte. Siento que el país se retrasa, que a medida que avanzo se aleja de mis espaldas. La vida en el avión transcurre normalmente, menos en mi corazón que se va solo, cubierto únicamente de epitelio. Centenares de miles de jóvenes y niños desplazados, miles de niños violentados, heridos, asesinados. En el mundo, la tasa media de mortalidad entre los jóvenes es del 26 por mil. En Colombia es del 76. ¿A quién le importa? En los clubes de Bogotá deben reírse. Para ellos, ser joven es ser cifra. Me lo dice Julián en uno de sus mensajes. Y me pregunta, ¿qué es ser joven? ¿Hasta cuándo se es joven? ¿Para qué sirve ser joven? Envejezco. Sé que cuando me baje de es te avión tendré 90 años. De ahí que piense enamoradamente en mi hijo, ¿cuándo volveré a verlo? Cuando la camioneta de vidrios polarizados arrancó justo al frente de la casa (lo confieso: nunca me había subido a uno de esos aparatos), él levantó su brazo con ternura. En ese gesto vi una sombra de duda. Detrás de esos espejos ¿iba yo, o quién iba? ¿Era tal vez el mismo yo del bus y de las clases, del reloj a las 3 de la mañana, del terror cuando se demoraba después de alguna fiesta? “Este hijo fue un pacto que yo hice con Dios”, escribió Gerardo Valencia. Gerardo Valencia. Tal vez nunca vuelva a leer a Gerardo Valencia. Vaya y venga. Pero, ¿cuándo veré a mi hijo? Mi vida entera se queda en esta esquina. Mientras él levanta su brazo para decir adiós, siento que me sustraen de mi vida. Ahora, no sé muy bien qué pueda ser “mi vida”. Mi vida que estuvo hecha, como todas, de una enorme cantidad de pocas cosas esenciales. No escribí, no pensé, no enseñé, no hice un libro. Este yo que soy yo ha sido poco yo, se ha dejado por dentro. Alguna vez escribí algo que decía, ya no recuerdo bien lo que decía, el problema de uno mismo es que uno mismo viaja por todas partes con uno mismo. Falso. El problema de uno mismo es que uno mismo se queda abandonado en cualquier parte. El otro sigue. El yo por fuera, este que viaja aquí rumbo a quién sabe dónde, forma un 187