EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 176
subversivas dentro del territorio. Esa es subversión en la forma
más pura”. Desde “fuera del país”. Tal vez desde Cuba. O desde
Moscú. Era necesario luchar contra esa agresión con toda el alma.
La “Operación Marquetalia”, que reunió a 16 mil soldados,
comenzó el 1° de mayo de 1964, una vez el presidente Guillermo
León Valencia le anunció al país que antes de fin de año su
gobierno acabaría con las “repúblicas independientes”,
denominación ideada por Álvaro Gómez Hurtado (Sánchez, 2001,
75), quien, como periodista experto en titulares, fue siempre un
mago en condensar en una sola palabra cualquier situación por
compleja que fuera. Pero Valencia no pudo acabar con las
“repúblicas”. Y, por el contrario, de la de Marquetalia salió
fortalecido el ejército de un hombre que, según su propia
confesión, entró a la lucha armada cuando sufrió el despojo de
unos pobres domésticos que eran su sustento. Ese hombre era
Pedro Antonio Marín, que después se llamó Manuel Marulanda y
que luego hizo famoso su alias de Tirofijo. Un hombre y un ejército.
Las FARC son hoy uno de los grupos armados más poderosos del
planeta y se han convertido en uno de los centros de atención del
Departamento de Estado, que las ha ubicado en un lugar de
privilegio dentro de su plan mundial contra el terrorismo. De la
época de Marquetalia surgen los “manuales” de la CIA. Wolf trae a
cuento algunos de sus principios. Para la agencia, por ejemplo, el
“contraterrorismo” es distinto del “terror defensivo”. El primero se
origina en la imposibilidad de los gobiernos de luchar contra la
violencia por medios legales, mientras que el segundo se justifica
cuando aquellos se ven obligados a recurrir a la violencia para
contrarrestar precisamente la violencia. En tal caso sería
importante que los agresores sean “fácilmente identificables”,
porque, de no ser así, el “terror defensivo” convertiría a los
gobiernos en blancos de críticas y acusaciones de represión, lo
cual no es deseable para nadie. Paramilitares, guerrilleros,
soldados regulares e irregulares, narcotraficantes, delincuentes
comunes y menos comunes, políticos corruptos y funcionarios sin
conciencia, ladrones de cuello blanco y sin cuello y con cuello de
garza, asaltantes de caminos y depredadores del presupuesto,
enemigos públicos números uno y números dos y mil quinientos, Y
nosotros en medio.
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