EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 141
desburocratizado”. Y como conclusión, un apunte que pasó
desapercibido en ese momento pero que, con el tiempo, adquirió
toda su dramática perspectiva: “Advierten ustedes, honorables
concejales, que hay un equipo de colaboradores relativamente
jóvenes, intelectualmente independientes, con cuya llegada se ha
querido interpretar el sentimiento de propiciar que valores
escépticos y lejanos se alisten a servirle a la patria en misiones
delicadas y complejas, en nombre del cual les expreso nuestra
profunda gratitud”.
Seguridad, participación voluntaria de los ciudadanos, obras
faraónicas (el metro, el túnel), reformas tributarias de bolsillo..., la
posible presidencia de Uribe Vélez sale de esa remota tarde en
que su padre lo llevó a conocer el hielo. En otras palabras, de la
Alcaldía en la que él presidió un equipo que se alistó para servirle
a la patria en misiones delicadas y complejas. Sin importar que,
prácticamente a la salida del Concejo, el funcionario se embarcara
donde se embarcó, y pretendiera embarcamos a los demás en
semejante paseo. En su informe al Concejo, Uribe se ve como es:
quisquilloso y levemente falaz. En verdad, si alguien hubiera leído
sus palabras en ese momento se hubiera preguntado cómo un
funcionario impuesto por un dudoso cheque de su padre a favor
de la campaña presidencial de Belisario Betancur, que resultó
triunfador, y por Bernardo Guerra Serna, podía encabezar un
equipo de jóvenes “intelectualmente independientes”. Pero, al
igual que el papel, los oídos de los políticos lo aguantan todo. Y
máxime si el funcionario se presentaba a sí mismo como el
intérprete de una profunda forma de ser colectiva, la de los paisas,
tan cara al temperamento de la región más conservadora de
Colombia.
“Experto en dos artes que parecen opuestas – escribe Patricia
Lara en El Tiempo —', manzanillismo y retención de estadísticas,
Uribe, que es mal bailarín y carece de sentido del humor, ama la
poesía y el vallenato. Como buen paisa, se precia de ser
madrugador, honrado, trabajador, cumplidor de su palabra y más
querendón que expresivo. Dice que si es Presidente, impregnará
su mandato con esos valores antioqueños. Pero como tantos
paisas, comenzando por su padre, es brioso y, a la brava, se
vuelve difícil. Tanto que, por ejemplo, es famoso el encontrón que
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