EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 138
Samper, sin pensar que a la larga se convertiría en uno de sus
grandes lastres políticos. Ernesto Samper siempre tuvo a Uribe
como uno de sus más fieles amigos. Como lo dice Semana, a lo
largo del proceso 8.000, que estuvo a punto de acabar con el
régimen y con el país, Uribe lo acompañó sin sombra de duda. En
las visitas que el mandatario hizo a Antioquia, se les vio siempre
juntos, como partícipes de un mismo proyecto. Claro está que
Horacio Serpa, el ministro del Interior, estuvo aún más cerca por
razón de su cargo. Pero el prestigioso gobernador de Antioquia no
le negó nunca su concurso, y sustentó siempre, en público y en
privado, la ortodoxa versión samperista sobre la honestidad con
que se habían manejado los asuntos financieros. De esa manera,
Uribe Vélez, quien había recibido el apoyo económico de César
Villegas y de otros individuos de similar y peor catadura, no planteó
jamás ninguna duda en torno a la presencia de dineros calientes
en la política. Por eso, tal vez, Uribe se sintió a gusto como el
intérprete de la política del régimen en Antioquia y respaldó con
entusiasmo las directrices sobre seguridad que dio Fernando
Botero, en ese entonces ministro de Defensa. Botero fue el autor
intelectual de la segunda y definitiva etapa de las Convivir, y Uribe
Vélez su ejecutor y más decidido partidario. Esa comunión de
intereses no se rompió siquiera después de que Botero resultó
gravemente implicado en el ingreso de dineros de la mafia a la
campaña. Aunque la justicia demostró que los fondos del cartel de
Cali que él decía haber solicitado por intermedio de Santiago
Medina, su testaferro, con destino a la aspiración presidencial de
Samper, se habían desviado hacia sus cuentas personales en el
exterior, Uribe siguió viéndolo como su mentor y amigo. Tanto así
que Botero trató de actuar como su asesor en temas cruciales de
la campaña, e inclusive se reunió con él durante la reciente visita
que hizo el candidato a Ciudad de México en donde vive el ex
ministro. Si Uribe triunfa en su carrera presidencial, es posible que
la reivindicación de Botero, en veremos por nuevos y complejos
procesos judiciales, llegue en un determinado momento a ser
completa. Así, la hipotética sucesión de Uribe en el 2006 como
presidente de la República, tendría tres competidores liberales:
Femando Botero Zea, libre ya de toda atadura penal, Enrique
Peñalosa Londoño y Juan Manuel Santos Calderón. Claro está que
todos estos cálculos a la postre resultan ridículos. En febrero de
1997, Semana veía el proceso electoral bajo una óptica muy
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