EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 136
Pero su tarea legislativa no fue aceptada por todos. Lo cierto es
que las leyes que él defendió (la 71 de 1988, o Reforma
Pensional; la 50 de 1990, o Reforma Laboral; y la 100 de 1993, o
Sistema de Seguridad Social), fueron una herramienta importante
dentro de la concentración financiera del capital. Con base en la
ley 71, que aumentó la edad y el tiempo de jubilación de millones
de colombianos, los grandes grupos económicos se apoderaron de
los fondos privados de pensiones y de cesantías, que en 1995
sumaban 708 mil millones de pesos, y los convirtieron en
vehículos de especulación financiera. A su tumo, la ley 50 ajustó la
legislación laboral al modelo neoliberal, y convirtió a los
trabajadores en una mercancía sujeta a las leyes del mercado. El
propósito enunciado por el ponente: activar el empleo, se
derrumbó en la dura realidad. Hoy, empleo y subempleo sumados,
llegan en Colombia al 52 por ciento, una de las peores cifras de
América Latina. La ley 50 acabó con la estabilidad laboral de los
trabajadores, eliminó el derecho de huelga en las empresas de
servicios públicos, criminalizó la protesta popular, creó el empleo
temporal y organizó los fondos de pensiones, que pasaron las
cesantías de los trabajadores a los grandes monopolios y
provocaron la quiebra del Seguro Social, un patrimonio de todos. Y,
por último, la ley 100 convirtió a la salud en un negocio rentable y
especulativo, que acabó con la posibilidad de que los estratos más
necesitados del país tuvieran acceso a ese servicio esencial.
Decenas de hospitales, algunos de ellos fundados hacía más de
cien años, debieron cerrar sus puertas. La cobertura de la
seguridad social que se logró a través de la ley 100 fue mínima.
Con la expectativa de que “algún día” se extenderá a todo el
mundo, dos o tres generaciones de colombianos morirán en el
inmediato futuro sin ninguna asistencia médica.
Sin embargo, Uribe salió del Congreso con una impresionante
aureola de eficacia. Sus compañeros de bancada lo eligieron como
“el mejor senador”, y los medios lo calificaron de “senador
estrella”, todo lo cual le permitió aspirar a un ministerio de primera
línea en el gobierno de Ernesto Samper. Desde siempre, Uribe fue
uno de los más firmes aliados del cuestionado ex presidente. El 14
de febrero de 1987, cuando era apenas un senador primíparo que
formaba parte del movimiento de Democratización Liberal, declaró
en El Colombiano que Samper era la garantía de un rompimiento
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