EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 130
las leyes”. Sin embargo, el 20 de septiembre, a raíz de una
masacre que dejó como saldo 26 muertos en la zona bananera de
Urabá, el gobernador denunció ante la ONU a sólo una de las tres
o cuatro partes de las “fuerzas oscuras”: a las FARC. La tragedia lo
movió a incrementar el pie de seguridad y a sentenciar que era
“necesaria la cooperación ciudadana para la captura de los
criminales y para interceptar sus fuentes de abastecimiento
económico y logístico”. “Este crimen merece el repudio de la
humanidad”, dijo.
Todo crimen merece el repudio de la humanidad. Por ejemplo, el
crimen de organizar a los ciudadanos para que entren
masivamente en el conflicto. Desde hace algunos años, en
Colombia se ha tejido una cadena, con cinco eslabones
fuertemente atados: MAS, Autodefensas, Convivir, paramilitares,
narcotráfico. Curiosamente, y por distintas razones, Álvaro Uribe
aparece de manera sistemática cuando alguien trata de
aproximarse a cualquiera de ellos. Como pariente y amigo de los
Ochoa, y también como funcionario de la administración Turbay en
un cargo que era esencial para el desarrollo de los propósitos del
narcotráfico: el de director del Departamento Administrativo de
Aeronáutica Civil, Uribe debió enterarse de que la conformación
del MAS, “Muerte a secuestradores” (Arrieta et. al., 1991,214)
“surge dentro del marco de democracia restringida que
caracterizó al gobierno de Turbay y se puede definir como la
búsqueda de mecanismos organizados y coordinados de control
militar por parte de los narcotraficantes sobre sus intereses
económicos estratégicos (su propia seguridad y la de sus
propiedades), dentro de un contexto de ilegalidad. Esta estrategia
les permitió crear vínculos más sólidos que los del soborno con
algunos sectores de las Fuerzas Armadas debido a la coincidencia
en el anticomunismo y en la ubicación de otros enemigos
comunes”. Es en ese terreno ambiguo entre la política y la
delincuencia común donde se desenvuelven muchos procesos
colectivos en Colombia. La lucha contra el comunismo, convertida
en bandera desde el año de 1930, ha reunido a su alrededor a los
más tenebrosos actores sociales, sin que el Estado y los estratos
pudientes se den cuenta de que esos amigos tienden a convertirse
con facilidad en sus peores enemigos. Así pasó con los
Autodefensas, que en poco tiempo pasaron a ser organizaciones
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