Patria mía,
cuántas veces
tus horas
son horribles cloacas,
oscuros pozos
de miedo estremecido.
¡Cementerios de tristes excrementos!
Te miro a veces, Patria,
como un túnel
de cruces y burdeles,
como un golpeado muro de cantina.
Espectros insaciables,
cual brujas mitológicas,
chupan tu sangre pura,
cortan tu sangre humilde,
tus manos temblorosas como pétalos.
La Patria nunca muere.
Vive como una daga,
como un rastrillo joven.
La escuela
y los dulcísimos claveles
de los textos;
los oficios heráldicos
del fruto colectivo,
los goznes
de los céspedes del cosmos;
los leales territorios
ábrenle el corazón
como una rosa.
JOSÉ FRANCO
Si fuera el canal
un sitio dulce,
si fuera un
sendero de alborozo,
si abriera sus compuertas
a la dicha
del hombre sin remilgos;
si la bandera nuestra
tremolara en sus aguas.
Si no decapitaran
la alegría...
iríamos contigo,
saludando,
haciendo un mundo bueno.
Sería el canal un sitio puro,
un eterno vehículo de amor.