EL SER PANAMEÑO Vol 1 | Page 14

BERTALICIA PERALTA Nueve de enero, número inicial principio germinal de independencia. Lúgubre silencio letal de palomas soltadas en el centro de la vida donde nacieron los soldados de la Patria donde murieron: quemados sus ojos acongojados por dentro ultrajados en su casta y en su sangre violados en su lengua y sus hijos acogotados, sumidos en la ira y la barbarie los militantes de la Patria nueva de la Patria sangrante de la gimiente Patria de la despedazada, dulce, buena Patria con su pecho abierto por la metralla la soberbia, la odiosa conquista del imperio de Estados Unidos por el crimen... […] Estandartes y coronas para guardar el alma de la Patria que no puede contenerse en veinte fosas que no es capaz de convertirse en viento para viajar en rutas penetradas de cruces: quiero gritar a todos que no es posible amar a los soldados Yankees que no es posible comprender palabras envueltas en duras balas ni es posible conocer a ningún John ni hablar tranquilamente a Mary Compañeros: un grueso manto repleto de flores y verdes celajes para cerrar sus ojos para siempre. Oíd: todos los otros: testigos de esa noche de exterminio los que nos penetramos con ellos hacia las puertas de la muerte los que paseamos banderas encima de carros cargados de cadáveres los que corrimos con las venas rebosantes de rabia dolor y angustia nosotros, compañeros, que sentimos en la carne el golpe seco de las balas el último gemido de los mártires vamos a gastarnos la existencia para sembrar de mástiles la tierra...