EL SER PANAMEÑO Vol 1 | Page 11

Mi cabeza es la noche: No me pidas en ella cual estrellas, ni sedas ni gasas titilan los tembleques luminopara ornar esta noche sos mi talle... desde el negro noche de carnaval... azabache de mis trenzas ¿Qué panameña que sujetan, reemplaza su pollera dobladas en la nuca por un traje?... las doradas peinetas. Mi pollera!... Deja que me atavíe Tú sabes, con mi hermosa pollera; yo la hice y que vaya con delgados olanes, a cantarte una tonada donde el encaje allá en la rueda a punto de "mundillo" donde se oyen "pujar" una abuela los "tamboritos" tejió con manos hábiles; y la "caja" parlera y luego a los arrullos que recuerda, de la tarde, en su rítmico sonido, con la aguja enhebrada los cholos asoleados de mi tieen tonos suaves, rra; marcamos y mientras palmotean en la blusa y en la enagua, y corean mi canto las morenas, las hojas y la flor yo saldré de los maizales. con el mozo más fornido Tú no sabes al centro de la rueda, la gracia que ella pone a bailar cuando ciñe mi talle la tonada más sentida ni el rubor de mi patria pequeña; que se siente en las espaldas al roce del encaje que recogen los hilos de la lana en bombas circulares. Ni has visto mis zapatos: estuchitos de raso que cobijan mis pies chicos y ágiles cual los de las mujeres tropicales. y al ritmo de los aires nacionales de la tierruca istmeña, mientras hacen mis pies mil filigranas al son de sus cadencias, se abrirá cual dos alas, mi pollera que desquite con garbo la lluvia de sombreros y monedas. No me pidas que cambie mi vestuario por gasas ni por sedas. Ninguna panameña cambiaría por nada, su pollera. Ana Isabel Illueca