Mira, no te queremos a ti, no tenemos interés en ti. Pero como tu sabes, las mujeres...bueno, tu sabes; digamos que hay escasez.
- Si. Lo sé. Pero te digo que aquí no hay…
El golpe de un bate impactó la parte posterior de su cabeza. Algo más que no vió venir. Debió ser uno de los otros dos. El más flaco, pensó. Estaba desorientado, el golpe lo había aturdido. Le pareció escuchar gritos pero no estaba seguro. Solo podía ver a los tres hombres riendo. El flaco les señalaba el mueble. Intentó recuperar sus fuerzas y ponerse en pie pero antes de lograrlo una patada del tercer hombro terminó de soñarlo.
Al despertar no sabía cuánto tiempo había pasado. Tenían a Ale, la estaban sacando del escondite donde él la dejó. En vano buscó componerse, el flaco no se lo permitió y lo arrastró hasta el otro lado de la habitación mientras el hombre más grande terminó de sacarla con un buen jalón de pelo.
- Mira tú, ¿así que aquí no habían mujeres no? - le dijo el flaco riendo
Al otro lado podía ver que el tercer hombre inspeccionaba a la chica, no le gustaba para nada lo que la cara de los atacantes delataba.
- Bueno, no nos mintió, esta es una cría todavía - fue el veredicto del inspector.
-Tiene tetas, tiene pelos, ya sangró. Ya es mujer - Dijo el flaco a sus amigos pero sin descuidar que el mensaje le llegará fuerte y claro a su prisionero.
Ok. - Dijo el más grande - Yo voy primero. Y a este me lo dejan vivo para que vea todo. Cuando acabemos lo matamos. - Vas a arrepentirte de no habernos dicho la verdad.