Gildardo Antonio Bueno Romero
Para comprender la lógica de uso del populismo y sus contenidos, se
plantean tres cortes coyunturales que son momentos del desarrollo capitalista
latinoamericano (Cf. Freidenberg, 2007; Weyland, 2004; Ianni, 1975; Weffort,
1968; Cardoso y Faleto, 1975; Kenneth Roberts, 1995):
El primer momento comenzó alrededor de 1930, coincidente con el
agotamiento del modelo agroexportador y el impulso del nuevo modelo de
industrialización y sustitución de importaciones (ISI), la quiebra del Estado
oligárquico y el surgimiento del Estado nacional popular, mientras que en
Estados Unidos se hablaba de Estado de bienestar; una época que para
América Latina implicó cambios en su estructura social, movilizaciones de
masas, alianzas entre clases sociales, inmigración del campo a la ciudad,
cambios políticos y adopción de políticas sociales en beneficio de las clases
excluidas.
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El segundo momento inició alrededor de 1960, cuando se experimentó
una alta concentración de riqueza y de monopolios, el endeudamiento de
la región, el desempleo y reducción de salarios, y la crisis del modelo de
sustitución de importaciones; panorama del cual se responsabilizó a los
llamados “regímenes populistas”. Muchas de las explicaciones se dieron
con ocasión del populismo, con conceptos que —a partir de la teoría de
la modernización y de la teoría de la dependencia— quedaron ligados al
desarrollismo.
El tercer momento inició alrededor de 1980 con fenómenos como las
crisis económicas de Brasil y Argentina de 1982, el agotamiento del modelo
de sustitución de importaciones con el inminente paso al modelo neoliberal y
también el colapso de la Unión Soviética, que dio lugar a que el capitalismo
—ya sin la amenaza de la fuerza del comunismo y el socialismo— mostrara
un rostro agresivo para acumular capitales, con políticas de libre mercado y
globalización económica.
Cuando se empezó a hablar de populismo en el primer y segundo
momento, se le atribuyeron: a) la vía autoritaria como obstáculo para la
modernización de países como Argentina y Brasil, que postergaron la transición
de una sociedad tradicional a un estado de desarrollo más evolucionado social
y económicamente; b) las consecuencias de las medidas tomadas por estos
países en rechazo a la subordinación que presentaban respecto del dominio
de potencias como Estados Unidos y que habían retrasado el progreso de la
región; y c) los funestos desenlaces de la aplicación de medidas reaccionarias
y no planificadas, al margen del modelo del desarrollo capitalista.
Estudios Políticos, 42, ISSN 0121-5167