El pez de oro El pez de oro | страница 9

Se dio la vuelta dejando al pez meciéndose entre las olas. Al llegar a su hogar, la cabaña había desaparecido. Su lugar lo ocupaba una coqueta casita de piedra que hasta tenía un pequeño huerto para cultivar hortalizas. Su mujer estaba peinándose en la habitación principal. – ¡Imagino que ahora estarás contenta! ¡Esta casa nueva es una monada y más grande que la que teníamos! – ¿Contenta? ¡Ni de broma! No has sabido aprovecharte de la situación ¡Ya que pides, pide a lo grande! Vuelve ahora mismo y dile al pez de oro que quiero una casa lujosa y con todas las comodidades que se merece una señora de mi edad. – Pero… – ¡Ah, y nada de huertos, que no pienso trabajar en lo que me queda de vida! ¡Dile que prefiero un bonito jardín para dar largos paseos en primavera!