El pez de oro El pez de oro | Page 8

Una vez más, el hombre caminó hasta la orilla del mar. – ¡Pececito de oro, asómate que necesito tu ayuda! – ¿Qué puedo hacer por ti, amigo? – Mi mujer está disgustada porque nuestra cabaña se cae a pedazos. Quiere una casa nueva más cómoda y confortable. – Tranquilo, yo haré que ese deseo se cumpla. – Muchísimas gracias.