oportunidad, pero el tiempo pasaba, era desesperante, no
teníamos novedades. Hela me puteó en todos los idiomas
por no haber aceptado la opción rusa, las ligué todas, una
atrás de otra, hasta que un buen día nos llaman de un
juzgado: nos querían conocer.
Vamos al juzgado en diciembre de 2012, y por suerte, nos
toca una jueza excelente. Nos dicen que hay un chico en
condición de ser adoptado, que leyó nuestra carpeta, pero
que el chico tenía 4 años y nosotros pusimos condición
hasta 2 años, que lo pensáramos y la llamemos al día
siguiente. Salimos del juzgado, hablamos entre nosotros, y a
los quince minutos la llamé diciéndole que sí queríamos.
Nos dieron la dirección del hogar donde estaba Lauti, para
que fuéramos a conocerlo. El único dato que teníamos era
que era “medio chuequito” y al ver el DNI, hicimos cálculos y
nos di