Les voy a contar cómo fue la experiencia de adoptar a
Lautaro, que nos dio a mi mujer Hela y a mí la bendición de
ser padres.
La historia empieza así: después de dos embarazos
utópicos, uno en 2005 y otro en 2007, mi mujer pierde las
dos trompas, y eso nos imposibilita tener hijos propios.
Decidimos optar por la adopción. Fuimos a un curso grupal,
llenamos papeles, tuvimos entrevistas con psicólogos y
armamos una carpeta de adopción, en la cual decíamos
que estábamos aptos para adoptar chicos de hasta 2 años.
Después de un año sin noticias, ni perspectivas, mi mujer
averigua la posibilidad de adoptar un niño de Rusia. Nos
encontramos con un tipo, un personaje de película (película
de mafias), que hacía “de gestor”. Una pinta de chanta que
ni les digo. Este sujeto nos cuenta que la adopción salía en
seis meses, todo a un costo de U$S 50.000. Llegamos a
casa, tiro las llaves y le digo a Hela que ni en pedo adoptaba
así, sentía que estaba comprando un chico como quien
compra un objeto, ni loco. No era la manera en la que
quería ser padre.
Convencí a Hela para que tuviera un poco más de
paciencia, para que tuviera fe, que ya se nos daría la