el newsletter de la camada 87 mayo 2014 | Page 8

Les voy a contar cómo fue la experiencia de adoptar a Lautaro, que nos dio a mi mujer Hela y a mí la bendición de ser padres.   La historia empieza así: después de dos embarazos utópicos, uno en 2005 y otro en 2007, mi mujer pierde las dos trompas, y eso nos imposibilita tener hijos propios. Decidimos optar por la adopción. Fuimos a un curso grupal, llenamos papeles, tuvimos entrevistas con psicólogos y armamos una carpeta de adopción, en la cual decíamos que estábamos aptos para adoptar chicos de hasta 2 años.   Después de un año sin noticias, ni perspectivas, mi mujer averigua la posibilidad de adoptar un niño de Rusia. Nos encontramos con un tipo, un personaje de película (película de mafias), que hacía “de gestor”. Una pinta de chanta que ni les digo. Este sujeto nos cuenta que la adopción salía en seis meses, todo a un costo de U$S 50.000. Llegamos a casa, tiro las llaves y le digo a Hela que ni en pedo adoptaba así, sentía que estaba comprando un chico como quien compra un objeto, ni loco. No era la manera en la que quería ser padre. Convencí a Hela para que tuviera un poco más de paciencia, para que tuviera fe, que ya se nos daría la