el newsletter de la camada 87 Julio 2014 | Page 6

Puteé y maldije. Esperé hasta último momento y se me ocurrió la última oportunidad de zafar: los llamé a César, a Andy Anderson, a Andy Basso, al Mono … esperando que algún garca me dijera: “mirá Apo, se me complicó y no voy a poder ir …”. Pero no. Todos me dijeron: Ya estamos en camino!!!. Llego al Retiro. Cabeza me había anticipado: “siempre somos la camada con más gente”. Pero llego y veo a un señor más gordo que yo, más alto que yo, e incluso más pelado que yo, con un cartelito que decía “camada 78”. Luego veo a un montón de tipos cincuentones (o más). Y mirando re ojo y buscando como quien no quiere la cosa, NO ENCUENTRO A NI UNO DE NUESTRA CAMADA. Me dije a mí mismo: “¡qué buena joda me hicieron los muchachos, cómo me cagaron. Ya me veo hablando de religión con la camada 78!” La puta madre que los re mil parió! Pero de a poquito me fui encontrando con conocidos del colegio, del club Newman y demás. Y de a poco fueron llegando los de la gloriosa camada. Ahí me sentí como en casa. Primera lección: La camada 87 nunca falla!