ü Iba el Mono Álzaga. Que el Mono vaya a un Retiro es tan
infrecuente como que … un mono vaya a un Retiro.
ü Ese fin de semana no habría partidos de fútbol. Ni en el
canal independiente “Fútbol para todos”, ni a nivel
mundial en ninguna cadena lame-botas pro-americana.
Ese fin de semana sí habría una pelea de box que quería
ver, pero estaba seguro que Maravilla le llenaba la cara de
dedos a “yo te conozco”. ¿para qué la iba a ver?
Unos días antes a ese fin de semana le pregunté a Nati, mi
mujer, (y con la esperanza que la respuesta sea un SÍ
rotundo): ¿hay algún bautismo/casamiento/té/desayuno/
merienda/cena/evento del laburo/etc. este próximo fin de
semana? La respuesta fue un rotundo NO. ¿Por qué
preguntás? Justo ese fin de semana no había NADA. No
teniamos eventos sociales de ningún tipo. Nada de nada.
Nadie va a un Retiro si en el fondo no tiene algo que buscar.
Y había algo que me había llamado la atención un poquito: el
tema que se trataría era justamente “la alegría”. Dios había
hablado en un lenguaje tan incierto e inentendible como el
del Alberto Germán Heineman en 1° año. Dios me estaba
diciendo: “dale, pelotudo, tenés que ir al Retiro porque si no
vas este fin de semana… no vas más”.
Y fui.