el newsletter de la camada 87 abril 2014 | Page 24
Cuando recibí el tiro sentí un golpe seco y con una fuerza
terrible, como si en lugar de una bala, hubiese recibido un
mazazo. Como la bala viene caliente, en el instante no duele
tanto. Ahora, cuando te enfriás y baja la adrenalina, hasta el
más duro arruga… J
Me tiré del auto y me arrastré un par de metros (en mi
cabeza estaba seguro de que se iba a armar un tiroteo),
literalmente imaginé terminar como un colador, gracias a
Dios fue sólo un tiro. Algo interesante es que la adrenalina
que tenía encima me hizo estar muy presente: todo duró
cinco minutos, que para mí fueron casi media hora. Estaba
presente, bien al tanto de lo que sucedía a cada segundo,
en cada movimiento.
La verdad es que toda la historia fue muy loca, la cana no
quería llamar a la ambulancia, después la ambulancia no
podía llegar porque estaba todo bloqueado quince cuadras
a la redonda. La cana trató de matarme a mi y al chorro. De
no ser por mi hermano, que se metió en el medio, ni el
chorro ni yo contábamos el cuento. Así que se podría decir
que yo le salvé la vida a Tulio, y Tulio me salvó la vida a mí.
Para el Loco (Tapia), mis otros amigos y mi hermano, fue
muy duro verme tirado en el piso, a punto de morirme.
Llegaron a los diez minutos, de pedo venían a casa (historias
increíbles de coincidencias o de amistades profundas).
También fue muy duro para mis viejos, que se enteraron