El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 91
¨El Misterio de Belicena Villca¨
los romanos de San Gregorio, pese a que tenía junto a ella a un Obispo franco y algunos
Sacerdotes de su pueblo; el éxito es grande: el Rey y el pueblo se bautizan y en Canterbury se
funda un monasterio benedictino con jerarquía de obispado; luego le siguen Essex, Londres,
Rochester, York, etc.
Cuarenta años después los Golen estarán penetrando en los monasterios anglosajones
desde la céltica Escocia, apoyados por el Rey Oswaldo de Northumbría. Incorporados como
maestros en los monasterios benedictinos a los Golen les resultará más fácil convencer a los
anglosajones ya cristianos sobre la bondad de sus intenciones. Empero, durante muchos
años, la voz cantante será llevada por monjes no irlandeses, tales como el griego Teodoro de
Tarso y el italiano Adriano. San Beda, el Venerable, muerto en el año 735, lleva el monasterio
benedictino de Iarrow a su más alto grado de esplendor: talleres donde se enseñan los más
variados oficios, escuelas religiosas, granjas monacales, copiado y traducción de documentos,
instrucción musical, etc. De los monasterios benedictinos anglosajones saldría una invalorable
ayuda para los planes de los Golen en la persona de los monjes misioneros británicos, que
serían mucho mejor recibidos que los irlandeses en los Reinos germánicos: Baviera, Turingia,
Hesse, Franconia, Frisia, Sajonia, Dinamarca, Suecia, Noruega, etc., verían pasar por sus
tierras a los monjes anglosajones. El mayor exponente de esta corriente inglesa benedictina
fue, indudablemente, San Bonifacio.
Procedía del convento benedictino de Nursling y su verdadero nombre era Winfrido: el
Papa benedictino Gregorio II le concedió el nuevo nombre de Bonifacio en el año 718, junto
con su misión de evangelizar a los germanos. La verdad, atrás de todo este movimiento, era
que los Golen sospechaban que los germanos aún conservaban las Piedras de Venus y otros
legados de los Atlantes blancos y procuraban hallarlos a cualquier costo. Por eso San
Bonifacio, por ejemplo, se empeña en derribar la antiquísima Encina del Dios Donar, en
Geismar, en el año 722, tratando de encontrar la Piedra que una tradición germánica situaba
en las raíces del árbol. Pero ésta no era una tarea que el propio San Bonifacio tomaría
personalmente entre sus manos: para ello contaba con miles de Golen benedictinos bajo sus
órdenes; la famosa Piedra de Venus de los sajones, por ejemplo, sería buscada durante
cincuenta años, y costaría a los sajones, que al final la perdieron, miles de víctimas, atribuidas
luego cínicamente a los “esfuerzos de la cristianización”. San Bonifacio no era, pues, un mero
predicador sino un gran ejecutor de los planes de la Fraternidad Blanca: los Archi Golen,
ocultos en los monasterios, y los Papas benedictinos, le revelarán estos planes en forma de
directivas que él cumplirá fielmente. Uno de sus actos más fecundos para esos planes, por
ejemplo, fue la universal difusión que imprimió a la idea de la superioridad del Obispo de
Roma, el representante de San Pedro en la Tierra, sobre cualquier otra jerarquía eclesiástica o
regia: en base a esa idea se asentará el poder del papado en la Alta Edad Media. Y el
papado, el papado benedictino y Golen, se entiende, le responderá en consecuencia,
dotándolo del Palio arzobispal que le permitirá nombrar sus propios Obispos y completar la
jerarquía de sus Sacerdotes.
En el año 737, en Roma, recibe de manos de Gregorio III la máxima dignidad: será Legado
papal en Alemania, y dispondrá de amplios poderes para actuar. En aquel tiempo, “Alemania”
incluía al Reino Franco, el más poderoso de la cristianidad europea. Pues bien, el
nombramiento de San Bonifacio, tenía como objeto liberarle las manos para que llevase
adelante un plan tan audaz como siniestro; en el Imperio Romano de Oriente, o Imperio
Bizantino, el Patriarca de la Iglesia estaba normalmente sometido a la voluntad del Emperador;
en Occidente sería necesario restablecer el poder imperial, pero fundado en una relación de
fuerzas completamente inversa: aquí, el Papa dominaría a los Reyes y Emperadores, el
Sacerdote al Rey, el Conocimiento del Culto a la Sabiduría de la Sangre Pura. Y el instrumento
para este plan, que permitiría a su vez concretar los planes de la Fraternidad Blanca y de los
Golen, sería la familia franca de los pipínidos.
Los Reyes Merovingios se hacían llamar “Divinos” porque afirmaban descender de los
Dioses Liberadores: para el judeocristianismo, que sostenía con la Biblia idéntica
descendencia de todos los mortales desde Adán y Eva, aquel origen no significaba nada; el
único Dios era el Dios Creador, Jehová Satanás, y nadie podía arrogarse su linaje; y fuera del
Dios Creador judeocristiano sólo existían la superstición o los Demonios. Así, pues, era una
cuestión de principios eliminar a unos Reyes que, no sólo declaraban tener linaje Divino, sino
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