El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 58

¨El Misterio de Belicena Villca¨ Oh Pyrena, Tú que una vez Nos Concediste la Semilla del Cereal para Sembrar en el Surco de la Infamia, ¡Mata esa Vida Creada! ¡Y deposita en el Corazón del Elegido la Gélida Semilla de la Piedra que Habla! Oh Pyrena, Diosa Blanca, ¡Muéstranos la Verdad Desnuda por Kâlibur en Tu Mirada, y ya no seremos Hombres sino Dioses de Corazón de Piedra Congelada! ¡Kâlibur, Tus Elegidos Te Claman! ¡Kâlibur, Tus Elegidos Te Aman! ¡Kâlibur, Muerte Que Libera! ¡Kâlibur, Semilla de Piedra Congelada! ¡Kâlibur, Verdad Desnuda Recordada! Todo sucede velozmente, como si el Tiempo se hubiese detenido. El Fuego Caliente de la Pasión Animal se troca nuevamente en Terror. Pero ahora es un Terror sin límites el que sobreviene, un Terror que es la Muerte Misma, la Muerte Kâlibur de Pyrena, la Muerte Necesaria que precede a la Verdad Desnuda. Los Elegidos están paralizados de Terror y con el corazón helado de espanto. Contemplan absortos el Rostro de Pyrena mientras todavía resuena en el aire el último ¡Kâlibur…! del Hierofante: ¡los Ojos de la Diosa parecen ahora las Puertas de Otro Mundo! ¡un Mundo de Negrura Infinita! ¡un Mundo de Frío Esencial que es la Muerte de la Vida Tibia! No se puede atravesar esas puertas sin Morir de Terror: ¡pero si algo las atraviesa, ese algo vive en la Muerte! Y si algo sobrevive a la Muerte Kâlibur es porque ese algo consiste también en la esencia del Frío de la Negrura Infinita. La Muerte Kâlibur fascina y atrae hacia una Nada que será la Matriz del Propio Ser. Los Elegidos se precipitan sin dudarlo en la Negrura Infinita de los Ojos de la Diosa. Pero antes de Atravesar las Puertas de la Muerte alcanzan a percibir, en un instante de Terror Supremo, que el Bosque Sagrado, se ha transfigurado y rebosa de Vida manifiesta, de una Vida que subyacía oculta tras la ilusión de la existencia vívida, de una Vida que en ese momento brotaba obscenamente desde todas las cosas como un demoníaco Orgasmo de la Naturaleza; y vieron también cómo el Manzano de Tharsis, animado por demencial Inteligencia, se estremecía de Diabólica Risa; y vieron la Cabeza de la Diosa, igualmente vitalizada, resplandecer de una cegadora Luz Blanca que acentuaba aún más la Negrura Infinita de Sus Ojos. Y al Entrar en la Negrura Infinita, al enfriarse el corazón y Morir la Vida Tibia, ven por último a la Cabellera de Pyrena hirviendo de Serpientes: y oyen a las Serpientes silbar las letras del Alfabeto Sagrado y pronunciar con ellas ininterrumpidamente, los Nombres de todas las Cosas Creadas. ¡Allí estaba, finalmente descubierto aunque inútil para ellos, el Más Alto Conocimiento permitido al Animal Hombre, el contenido del Símbolo de la Serpiente! Pero, ese Conocimiento ya no interesa a los Elegidos. Algo de ellos ha atravesado las barreras de la Muerte Kâlibur, algo que no teme a la Muerte, y se ha encontrado con la Verdad Desnuda que es Sí Mismo. Porque la Negrura Infinita que ofrece la Muerte Kâlibur de la Diosa Pyrena, en la que toda Luz Creada se apaga sin remedio, es capaz de Reflejar a ese “algo” que es el Espíritu Increado; el Reflejo del Espíritu en la Negrura Infinita de la Muerte Kâlibur es la Verdad Desnuda de Sí Mismo. Frente a la Negrura Infinita la Vida Creada muere de Terror y el Espíritu se encuentra a Sí Mismo. Es por eso que si el Elegido, tras el reencuentro, recobra la Vida, será portador de una Señal de Muerte que dejará su corazón helado para siempre. El Alma no podrá evitar ser subyugada por la Semilla de Piedra de Sí Mismo que crece y se desarrolla a sus expensas y trasmuta al Elegido en Iniciado Hiperbóreo, en Hombre de Piedra, en Guerrero Sabio. Como Hombre de Piedra, el Elegido resurrecto tendrá un Corazón de Hielo y exhibirá un Valor Absoluto. Podrá amar sin reservas a la Mujer de Carne pero ésta ya no conseguirá jamás encender en su corazón el Fuego Caliente de la 58