El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 498

¨El Misterio de Belicena Villca¨
Como ves, Neffe, el modelo cartaginés demuestra todo un modus operandi en la acción de los imperialistas. Mientras que en el modelo grecorromano“ el más valioso era el más valiente”, y los pueblos valerosos podían crecer y desarrollarse sin problemas, según sus propias pautas culturales, en el modelo cartaginés-anglosajón hay que aplicar permanentemente el principio“ vale mientras sirve”, lo que obliga a someter a los pueblos vencidos, o dominados, mediante las prácticas más viles. Y aquí llegamos también al meollo de la cuestión: el soporte jurídico del principio anterior, y de cuantos constituyen el Imperio cartaginés-anglosajón, es el Principio de los principios sinárquicos, el Principio Supremo que es piedra fundamental de la estructura juridicosocial del Estado sinárquico: el Principio de la División.
¿ División de qué? De todo, porque el Principio de la División otorga al Emperador o Rey, cartaginés, inglés o yanqui, el derecho a dividir la estructura de los pueblos. Hay que comparar de inmediato, para que salten las diferencias: el Principio del Honor de los imperialistas grecorromanos era esencialmente ético y creaba la obligación de procurar el bien común, de valorizar el valor del valeroso; por el contrario, el Principio de la División de los imperialistas cartagineses-anglosajones era fundamentalmente jurídico y amoral y generaba el derecho a dividir para asegurar el valor de los que sirven, para proteger la libertad democrática de valer siendo útil, produciendo, sirviendo.
Aquí están las diferencias fundamentales de ambos modelos: lo ético contra lo jurídico y amoral; la obligación moral de procurar el bien común, contra el derecho amoral de dividir el bien común para extraer su valor utilitario. El imperialismo grecorromano producía“ ciudadanos del Imperio”, honroso título que de ningún modo menoscababa su nacionalidad u orgullo racial. El imperialismo cartaginés-anglosajón modela“ ciudadanos del Mundo”, ambiguo y deshonroso título que la más de las veces oculta la traición inconfesable.
A los ciudadanos del Imperio ya los conocemos por la Historia. Es de interés, en cambio, saber ¿ cómo son los“ ciudadanos del Mundo”, título análogo al de“ esclavo de la Sinarquía”? Pues, se trata de seres que han sido conformados de acuerdo al modelo cartaginésanglosajón, vale decir, seres que han padecido todos los modos del Principio de la División. Son habitualmente internacionalistas porque su nacionalidad ha sido dividida y disgregada: creen que lo internacional salva la diferencia entre los pueblos. Son decididos pacifistas porque su estructura psíquica fue dividida freudianamente y su instinto guerrero calificado de“ tendencias agresivas primitivas que se originan en el córtex, el cerebro animal, y surgen a través del Inconsciente”: para la Cultura psicoanalítica, el instinto guerrero es un impulso vergonzoso, casi animal, sumamente peligroso“ porque puede encarnarse en el Mito del Héroe” y tornarse dominante en la conciencia; quienes están así adoctrinados, identifican guerra con salvajismo, y creen que la paz debe conseguirse a cualquier costo pues en ese estado social es posible demostrar la utilidad sirviendo al imperialismo pacifista, Gobierno Mundial, Sinarquía, o como quiera que se llame el sistema que los explote. Estos ejemplares son daltónicos a la nacionalidad y se les ha bloqueado el instinto guerrero; carecen por lo tanto de heroicidad, de capacidad de reacción patriótica, son seres psicológicamente mutilados que creen en la unión de varios conceptos imposibles de unir bajo un imperialismo cartaginésanglosajón: paz, felicidad, creación, progreso, libertad, civilización del amor, fraternidad universal, etc. Naturalmente, en nuestra Época, pueden ser buenos comunistas o buenos liberales, indistintamente.
Pero además de internacionalistas o pacifistas pueden ser colaboradores del sistema imperial cartaginés, trabajando desde adentro de sus Naciones, en las que no creen, para favorecer la contribución de valor utilitario que los imperialistas le han asignado a su pueblo o país; o pueden ser agentes internacionales del imperialismo y consagrarse a ejecutar sus planes. De cualquier modo, su tarea consistirá, desde adentro o desde afuera, en dividir, es decir, en aplicar el Principio de la División allí donde exista algo unido que se oponga al imperialismo cartaginés-anglosajón: la intriga, la corrupción, el maquiavelismo, el soborno, la insidia, la difamación, la publicidad, la desinformación, etc., todos los medios y crímenes serán válidos para dividir los todos y fortalecer las partes que sean útiles y sirvan al imperialismo extranjero. En la formación de lacayos de esta clase, el imperialismo cartaginés-anglosajón siempre ha descollado: el tipo clásico es el“ cipayo”. Naturalmente, no me refiero al cipayo hindú, al hombre concreto que muchas veces con increíble valor trató de librarse de los
498