El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 497

¨El Misterio de Belicena Villca¨ Honor. La justicia con que el Imperio tratará a un pueblo conquistado o aliado, de la que dependerá su existencia y desarrollo sólo requerirá la garantía del Honor. Por ejemplo, Alejandro, imperialista con Honor, no necesitó desmembrar Egipto, ni imponer la lengua griega a los egipcios, ni aniquilarlos, ni someterlos a esclavitud, ni destruir sus pirámides, para aceptarlos sin prejuicios como federados del Imperio macedónico. Y los romanos, salvando las distancias, cuando al fin someten a los galos, que se habían resistido sangrientamente durante siglos, procedieron de igual forma honorable: y a tal extremo les abrieron las puertas del Imperio que en poco tiempo ya no se habló más de galos sino de galorromanos. El otro Modelo de Imperio es el cartaginés, típicamente no ario, heredado por los fenicios de sus antepasados semitas de Asiria, Babilonia y Sumer. Conviene comprender este concepto porque al modelo cartaginés han adherido los ingleses y los norteamericanos, pueblos completamente judaizados por la sistemática e incansable labor de la Fraternidad Blanca. De los cartagineses ya habló Belicena Villca en su carta: pueblo de mercaderes carentes de principios éticos; sólo hábiles para el comercio y la piratería, famosos por los sacrificios humanos que ofrecían a su Ídolo de Hierro Incandescente. ¡Cartagineses, ingleses, yanquis: como sus predecesores del imperio asirio babilónico, pensarían que los restantes pueblos de la Tierra son un artículo de consumo para sus apetitos insaciables! He aquí el principio equivalente al del valor de los pueblos en el modelo grecorromano: para los cartagineses, ingleses y yanquis, los pueblos sometidos no tienen el valor en sí mismos sino en la medida en que sean útiles al Imperio Así, el pueblo conquistado o dominado resulta esclavizado, humillado, deshumanizado, vaciado de su propio valer, transformado en herramienta, en utensilio: vale mientras sirve Principio judaico del valor que no es casual hallar en la cúspide del imperialismo anglosajón. Si un pueblo “colonial” sirve, entonces debe ser explotado sin límites; si puede servir, entonces debe ser adoctrinado para que brinde utilidad, lo que representa una inversión que habrá que proteger y recobrar con intereses. Si algo se opone a la explotación, debe ser neutralizado: si no se procediese así, se justificarán hipócritamente, no se estaría “ayudando” a ese pueblo a recobrar su valor, es decir, su utilidad El hombre tiene un precio, como las mercancías: vale por lo que hace, y puede valer más por lo que es capaz de hacer. El Imperio cartaginés-anglosajón se comprometerá a extraer el máximo valor utilitario de los pueblos, concediéndoles la posibilidad de valer mucho produciendo mucho. Lo que se oponga a esta magnánima concesión de los que detentan el Poder del Mundo, será destruido: en bien de los que están sometidos pero pueden demostrar su valor; en defensa de la posibi