El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 356

¨El Misterio de Belicena Villca¨ Sr. Cerino Sanguedolce Calle Fray Mamerto Esquiú 95 Santa María - Provincia de Catamarca – ¿Sr.? –me interrumpió el despachante. –Llene el tanque con nafta especial, por favor; ¡Ah! revísele el aceite... –dije. Mi brusca partida no permitió que Mamá diera suficiente información sobre tío Kurt. Ahora empezaban a surgir los interrogantes pues no sabía si se había casado, si tenía hijos y nietos, a qué se dedicaba... –Bah –pensé– debo concentrarme en el viaje y tener fe. Todo lo sabré en unas pocas horas. –Treinta litros de nafta y dos de aceite señor. –Tome, cóbrese –le alargué un billete– ¿tiene un mapa de Rutas de la Provincia de Catamarca? –Sí señor. Fue a la cabina y retornó rápidamente trayendo un plano desplegable, en colores, con profusa información turística. –Son mil más. Le pagué y arranqué el motor para quitar el coche del surtidor, pero estacioné veinte metros más adelante y me puse a examinar el mapa. Ir a Santa María desde Salta, no reviste ningún problema sino que, por el contrario, tiene la ventaja de incluir uno de los circuitos turísticos más bonitos del Noroeste Argentino. Es el trayecto desde Salta hasta Cafayate “la hermosa”, como denominan popularmente a esta ciudad famosa en todo el mundo por sus exquisitos vinos, situada en el corazón de los valles calchaquíes. Con un camino recientemente asfaltado, la Ruta provincial Nº 68, que facilita el viaje y permite gozar de unos paisajes únicos por sus cerros multicolores, estos doscientos kilómetros se recorren rápidamente. Los inconvenientes recién aparecen al salir de Cafayate, al cruzar el arroyo “de las Conchas” y abandonar la Provincia de Salta. Se penetra entonces en la Provincia de Tucumán, pero sólo por unos 40 km. ya que ésta presenta allí una pequeña cuña, que se incrusta en la Provincia de Catamarca. Luego de recorrido este corto trayecto, se accede a Catamarca en un punto que dista 80 km. de Santa María. Al atravesar el mencionado arroyo, vadeándolo pues no hay puente, tiene el viajero la impresión de haber entrado en otro Mundo. Fuera de la artificial fisonomía de rasgos civilizados que presenta el valle en Salta, aquí se está en un ámbito realmente autóctono. Los caminos son de tierra, descuidados a medida que se avanza hacia el Sur, y menudean los pueblos con casas de adobe habitadas por criollos mestizos, más cerca del indio que del blanco. La pobreza se hace patente al entrar a Catamarca, una provincia injustamente olvidada por el resto del país y abandonada por sus propios hijos que, año tras año, emprenden el éxodo inevitable del que busca superar la miseria y progresar materialmente. La belleza del paisaje no mengua en Catamarca, por el contrario, se hace agreste y primitiva, dotando de excelentes atractivos visuales al sinuoso camino, que avanza bordeando a las Sierras de Quilmes. Este nombre viene de los indios Quilmes, una de las tribus de la Feroz Raza Diaguita, los que al fin de las Guerras Calchaquíes, que duraron 35 años en el siglo XVII, fueron llevados en número de 300 familias al destierro de Buenos Aires y dieron lugar a la población del mismo nombre. Entre las Sierras Quilmes y del Cajón al Oeste y las Cumbres Calchaquíes y Nevados del Aconquija por el Este, se abre el fértil valle Yocavil, regado longitudinalmente por el Río Santa María, asiento de la ciudad de Santa María de la Candelaria. Yo conocía Santa María por haber ido en viaje de estudios a varios yacimientos arqueológicos de los valles Yocavil y Calchaquí para investigar la Cultura Diaguita y, repetir el viaje, no me desagradaba. Naturalmente, el internarme en la región de Valles y Quebradas, me hacía dificultoso cruzar a Tafí del Valle, en Tucumán, plena región de los Bosques Occidentales y separada de Catamarca por las inhóspitas Cumbres Calchaquíes y Nevados del Aconquija. Pero, afortunadamente, desde Santa María existe un camino que sube hacia el 356