¨El Misterio de Belicena Villca¨
La Virgen de Agartha tenía un ramo de espigas de trigo en Su Mano Izquierda y un grano del mismo cereal tomado entre los dedos índice y pulgar de la Mano Derecha. Al tiempo de Sonreír, hizo un gesto con esta mano, que en principio no interpreté, y la dirigió hacia mí, hacia uno como Ojo de Fuego que Yo poseía en determinada parte del Espíritu: entonces abrió los Divinos Dedos y soltó allí la mágica semilla. Y ese acto puso término a la Visión, bruscamente. Sentí como si un Rayo Helado, entrando por mi cabeza hubiese hecho impacto en el corazón inmediatamente la sensación gélida comenzó a extenderse por el cuerpo y una parálisis creciente se apoderó de mí. Y me encontré, aún parado en la habitación, observando estúpidamente cómo todas las cosas comenzaban a saltar de sus posiciones y el edificio amenazaba derrumbarse. El éxtasis sólo había durado un instante infinitesimal, según dije, pero después transcurrieron preciosos segundos hasta que comprendí lo que ocurría en el Mundo, coincidentemente, simultáneamente, y reaccioné. Entonces, concluyó el sismo, y noté que también había desaparecido la maldad opresiva que un momento antes brotaba de la Materia. Por el contrario, la Materia aparentaba hallarse subordinada a mí. Había una idea que flotaba en el ambiente, fluyendo igualmente de todas las cosas, que Yo captaba perfectamente y que podría traducir más o menos así: – Ahora eres un Dios y nada ni nadie podrá resistirse a Tu Voluntad. ¡ Lo ocurrido aquí es una muestra de Tu terrible Poder!– Este concepto define el“ nuevo sentido” que, tal como mencioné al comienzo, parecía adquirir ahora la Materia por efecto de la Visión: existía, pues, la intención manifiesta de conectar causalmente al sismo con mi reciente rapto espiritual Más Yo no me dejaba engañar. Intuía en esa idea una trampa de las Potencias de la Materia, una tentación, que por el momento no era clara pero en la cual, más adelante, me detendría a reflexionar con profundidad.
Esencialmente, luego, nada había cambiado en mi interior, pero ya nunca volvería a ser el mismo: sólo la relación de fuerza que mantenían el Espíritu y el Alma se trastocaron por efecto de la fuerza volitiva extra aportada por la Virgen de Agartha. Al recobrar la conciencia sobre la realidad del Mundo, luego de ver la Divina Imagen, mi Yo era capaz de dominar con singular potencia a la naturaleza anímica, de una manera como jamás consiguiera antes, luego de años de prácticas yoguísticas de concentración y control mental; y no estaba dispuesto a perder tal poder, a que se invirtiesen los papeles y el Yo quedase nuevamente sometido a los deseos del Alma. Pero eso no sucedería, podía asegurarlo, pues era evidente que no sólo el Yo salió fortalecido del rapto espiritual sino que el Alma se debilitaba permanentemente en lo que constituía su propia esencia: los sentimientos y emociones, el amor a la vida y a las cosas de la vida, el buen corazón que siempre había manifestado y que impidió más de una vez que emplease la violencia para solucionar los problemas que obstaculizaban mi camino, todas estas cálidas pasiones y muchas más, se enfriaban rápidamente, parpadeaban y se extinguían como la llama de la vela que ha consumido su cebo. Ciertamente, si me viese obligado a sintetizar el nuevo estado de mí ser, diría que era algo muy semejante al renacimiento sí; no temo afirmarlo, a pesar de ser Médico Psiquiatra y, además, hombre culto. Aunque ello sea inaceptable para la ortodoxia oficial, no podría negar lo que ciertamente experimentaba, y que ya había producido una transformación apreciable en mi conducta: fue notable para casi todos los que me conocían, y es por eso que suponían un shock post-sísmico; que Yo“ sufría” una especie de regresión psicológica. De pronto me había vuelto“ como niño”:“ reía por cualquier motivo” y parecía que“ ya nada me importaba”, tal los reproches de los amigos y parientes, que revelaban el particular cambio regresivo de mi carácter. Pero también me estaba tornando cruel y despiadado, esto lo sabía Yo mismo mas no me lo reprochaba, pues, como nunca, despreciaba mi vida y la vida en general. Quiero aclarar que“ como nunca” significa“ como nunca de adulto” ya que, y esto lo conocía profesionalmente, los niños, al igual que Yo renacido, eran capaces de matar sin prejuicios ni remordimientos.
Quizás, durante aquel rapto espiritual, en ese instante infinito, muriese realmente y resucitase a su término, lo que implica una paradoja pues no puede terminar lo que no tiene fin, un instante que estaría eternamente presente en mi Espíritu. Siendo así, el cambio infantil del carácter, la fuerza volitiva reforzada, los sentimientos que morían, los deseos que se apagaban, el corazón que se enfriaba sin remedio, la sensación de renacimiento, la seguridad espiritual de sentirse salvado, próximo a la liberación definitiva de los lazos materiales, todo se
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