El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 18
¨El Misterio de Belicena Villca¨
A los dos meses nadie hablaba del crimen en el Hospital Neuropsiquiátrico y eran pocos
los que algunos meses más tarde recordaban a la malograda Belicena Villca.
La rutina diaria, el trabajo fatigoso, los problemas cotidianos e inevitables, todo contribuye
a que el hombre mundano, sumergido en el devenir de su Destino, se torne impermeable al
dolor ajeno o a aquellos fenómenos que no afectan permanentemente su realidad concreta.
Yo no soy la excepción a la regla y, en cuanto toca a lo aquí narrado, seguramente habría
olvidado el horrible crimen acosado por las obligaciones de mi residencia médica, la atención
del consultorio, o las clases de Antropología americana que sigo como curso terciario de post-
grado.
Digo “habría olvidado” porque la historia de Belicena Villca invadió de pronto mi propio
mundo trastornándolo todo; conduciéndome hasta el borde del abismo demencial en que ella
sucumbiera.
Como dije, la Policía se desinteresó bien pronto del crimen; luego de las declaraciones de
rigor prestadas en los días subsiguientes, ya no nos molestaron más y la vida retornó a su
ritmo habitual. Al cadáver de Belicena Villca se le practicó una autopsia, que sólo sirvió para
confirmar lo ya supuesto por nosotros: la muerte fue ocasionada por estrangulamiento con la
cuerda blanca. Como no tenía parientes conocidos, se envió un telegrama a su único visitante,
un indio chahuanco radicado al parecer en la Provincia de Tucumán; pero al transcurrir un
cierto tiempo sin que éste acudiera, se procedió a inhumar los restos en una necrópolis local.
En esos días, mediados de Enero, pleno verano norteño, mi única preocupación consistía
en planear las vacaciones anuales que comenzaban el día 20 y se extendían hasta fines de
Febrero. Sin duda tendría tiempo de hacer algunas excursiones y preparar las materias que
rendiría en Marzo.
Justamente, en una visita que hice a la Facultad de Antropología de Salta para inscribirme
en un examen final, me crucé con el Profesor Pablo Ramirez, Doctor en Filología de prestigio y
al cual conocía por haber asistido a uno de sus cursos de lenguas amerindias. Al verlo se me
ocurrió, súbitamente, hacerle una consulta:
–Buenos Días Dr. Ramirez. Si no le incomoda perder sólo un momento quisiera
preguntarle algo...
–Buenos Días Dr. Arturo Siegnagel –respondió mientras inclinaba cortésmente la calva
cabeza–, Ud. dirá.
–Verá Dr. Ramirez, hace unos días falleció una paciente en el Hospital Neuropsiquiátrico
donde soy Médico y, antes de morir, pronunció una palabra quechua, algo así como
“pachachutquiy”; yo traduzco pacha = Mundo, chutquiy = desmembrar: o sea “desmembrar
el Mundo”. Como esto no tiene sentido, desearía que Ud. me diga si hay alguna otra acepción
para esa palabra. –Trataba de no dar información sobre la extraña muerte. El Profesor
Ramirez escuchó mi traducción con visible desagrado.
– ¿De qué parte era oriunda su paciente?
–De la Provincia de Tucumán; parece que siempre habitó en los valles calchaquíes, aún
cuando últimamente había viajado al Norte, incluso a Perú y Bolivia. Pero de tales viajes sé
muy poco pues jamás aceptó comentarlos.
–Bien –dijo el Dr. Ramirez con impaciencia–. Como Ud. sabe, el quechua tiene muchos
dialectos; pero, de acuerdo a la filiación que me ha dado, le sugiero considerar lo siguiente: si
bien pacha es el “Mundo”, o la “Tierra”, como en pachamama = Madre Tierra, en el quechua
santiagueño pacha también quiere decir “Tiempo”. En este dialecto, “chutquiy” es el verbo
transitivo “dislocar”, por lo que su palabra significaría “dislocar el Tiempo”; o “dislocación del
Tiempo”, en un sentido más actual.
Debo confesar que una sensación de alarma me invadió mientras escuchaba al viejo
Profesor, pues algo interior, un secreto instinto, me decía a gritos que si había alguna
explicación para el asesinato de Belicena Villca, ésta se encontraba más allá de la
comprensión normal, en un ámbito en que seguramente regían leyes ignoradas por el hombre.
¿Qué era esta “dislocación del Tiempo” sino un concepto oscuro, inaprensible, que se resiste a
la razón pero que guarda un nexo evidente con el asesinato? ¿Cómo se entiende, si no es
aceptando la intervención de lo desconocido, el hecho de que alguien o algo pueda ingresar
en una celda cerrada con llave, perpetrar un asesinato, e irse tranquilamente, dejando tras de
sí la cuerda mortal, o sea, la prueba de la presencia inexplicable? Sí, había en todo esto como
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