EL LLANO EN LLAMAS el-llano-en-llamas-de-juan-rulfo | Page 33
—Eso lo hice porque a usté nunca le pareció buena la Tránsito. Me
la malorió siempre que se la truje y, recuérdeselo, ni siquiera voltió a
verla la primera vez que vino: "Mire, papá, ésta es la muchachita con la
que me voy a coyuntar." Usté se soltó hablando en verso y que dizque
la conocía de íntimo, como si ella fuera una mujer de la calle. Y dijo una
bola de cosas que ni yo se las entendí. Por eso ni se la volví a traer. Así
que por eso no me debe usté guardar rencor. Ora sólo quiero que me la
cuide, porque me voy en serio. Aquí no hay ya ni qué hacer, ni de qué
modo buscarle.
—Eso son rumores. Trabajando se come y comiendo se vive.
Apréndete mi sabiduría. Yo estoy viejo y ni me quejo. De muchacho ya
ni se diga; tenía hasta pa conseguir mujeres de a rato. El trabajo da pa
todo y contimás pa las urgencias del cuerpo. Lo que pasa es que eres
tonto. Y no me digas que eso yo te lo enseñé.
—Pero usté me nació. Y usté tenía que haberme encaminado, no
nomás soltarme como caballo entre las milpas.
—Ya estabas bien largo cuando te fuiste. ¿O a poco querías que te
mantuviera pa siempre? Sólo las lagartijas buscan la misma covacha
hasta cuando mueren. Di que te fue bien y que conociste mujer y que
tuviste hijos; otros ni siquiera eso han tenido en su vida, han pasado
como las aguas de los ríos, sin comerse ni beberse.
—Ni siquiera me enseñó usté a hacer versos, ya que los sabía.
Aunque sea con eso hubiera ganado algo divirtiendo a la gente como
usté hace. Y el día que se lo pedí me dijo: "Anda a mercar güevos, eso
deja más." Y en un principio me volví güevero y a luego gallinero y
después merqué puercos y, hasta eso, no me iba mal, si se puede decir.
Pero el dinero se acaba; vienen los hijos y se lo sorben como agua y no
queda nada después pal negocio y naide quiere fiar. Ya le digo, la
semana pasada comimos quelites, y ésta, pos ni eso. Por eso me voy.
"Y me voy entristecido, padre, aunque usté no lo quiera creer,
porque yo quiero a mis muchachos, no como usté que nomás los crió y
los corrió."
—Apréndete esto, hijo: en el nidal nuevo, hay que dejar un güevo.
Cuando te aletié la vejez aprenderás a vivir, sabrás que los hijos se te
van, que no te agradecen nada; que se comen hasta tu recuerdo.
—Eso es puro verso.
—Lo será, pero es la verdá.
—Yo de usté no me he olvidado, como usté ve.
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