EL LLANO EN LLAMAS el-llano-en-llamas-de-juan-rulfo | Page 32
—Estaba. Ora ya no. No deja. La semana pasada no conseguimos
pa comer y en la antepasada comimos puros quelites. Hay hambre,
padre; usté ni se las huele porque vive bien.
—¿Qué estás ahi diciendo?
—Pos que hay hambre. Usté no lo siente. Usté vende sus cuetes y
sus saltapericos y la pólvora y con eso la va pasando. Mientras haiga
funciones, le lloverá el dinero; pero uno no, padre. Ya naide cría puercos
en este tiempo. Y si los cría pos se los come. Y si los vende, los vende
caros. Y no hay dinero pa mercarlos, demás de esto. Se acabó el
negocio, padre.
—¿Y qué diablos vas a hacer al Norte?
—Pos a ganar dinero. Ya ve usté, el Carmelo volvió rico, trajo
hasta un gramófono y cobra la música a cinco centavos. De a parejo,
desde un danzón hasta la Anderson esa que canta canciones tristes; de
a todo por igual, y gana su buen dinerito y hasta hacen cola pa oír. Así
que usté ve; no hay más que ir y volver. Por eso me voy.
—¿Y ónde vas a guardar a tu mujer con los muchachos?
—Pos por eso vengo a darle el aviso, pa que usté se encargue de
ellos.
—¿Y quién crees que soy yo, tu pilmama? Si te vas, pos ahi que
Dios se las ajuarié con ellos. Yo ya no estoy pa criar muchachos; con
haberte criado a ti y a tu hermana, que en paz descanse, con eso tuve
de sobra. De hoy en adelante no quiero tener compromisos. Y como dice
el dicho: "Si la campana no repica es porque no tiene badajo."
—No hallo qué decir, padre, hasta lo desconozco. ¿Qué me gané
con que usté me criara? puros trabajos. Nomás me trajo al mundo al
averíguatelas como puedas. Ni siquiera me enseño el oficio de cuetero,
como pa que no le fuera a hacer a usté la competencia. Me puso unos
calzones y una camisa y me echó a los caminos pa que aprendiera a
vivir por mi cuenta y ya casi me echaba de su casa con una mano
adelante y otra atrás. Mire usté, éste es el resultado: nos estamos
muriendo de hambre. La nuera y los nietos y éste su hijo, como quien
dice toda su descendencia, estamos ya por parar las patas y caernos
bien muertos. Y el coraje que da es que es de hambre. ¿Usté cree que
eso es legal y justo?
—Y a mí qué diablos me va o me viene. ¿ Pa qué te casaste? Te
fuiste de la casa y ni siquiera me pediste el permiso.
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