EL LLANO EN LLAMAS el-llano-en-llamas-de-juan-rulfo | Page 31
"Que dizque yo lo maté. Bien pudo ser. Pero también, pudo ser
que él se haya muerto de coraje. Tenía muy mal genio. Todo le parecía
mal: que estaban sucios los pesebres; que las pilas no tenían agua: que
las vacas estaban reflacas. Todo le parecía mal; hasta que yo estuviera
flaco no le gustaba. Y cómo no iba a estar flaco si apenas comía. Si me
la pasaba en un puro viaje con las vacas: las llevaba a Jiquilpan, donde
él había comprado un potrero de pasturas; esperaba a que comieran y
luego me las traía de vuelta para llegar con ellas de madrugada. Aquello
parecía una eterna peregrinación.
"Y ahora ya ve usted, me tienen detenido en la cárcel y que me
van a juzgar la semana que entra porque criminé a don Justo. Yo no me
acuerdo; pero bien pudo ser. Quizá los dos estábamos ciegos y no nos
dimos cuenta de que nos matábamos uno al otro. Bien pudo ser. La
memoria, a esta edad es engañosa; por eso yo le doy gracias a Dios,
porque si acaba con todas mis facultades, ya no pierdo mucho, ya que
casi no me queda ninguna. Y en cuanto a mi alma, pues ahí también a
El se la encomiendo."
Sobre San Gabriel estaba bajando otra vez la niebla. En los cerros
azules brillaba todavía el sol. Una mancha de tierra cubría el pueblo.
Después vino la oscuridad. Esa noche no encendieron las luces, de luto,
pues don Justo era el dueño de la luz.
Los perros aullaron hasta el amanecer. Los vidrios de colores de la
iglesia estuvieron encendidos hasta el amanecer con la luz de los cirios,
mientras velaban el cuerpo del difunto. Voces de mujeres cantaban en el
semisueño de la noche: "Salgan, salgan, salgan, ánimas, de penas" con
voz de falsete. Y las campanas estuvieron doblando a muerto toda la
noche, hasta el amanecer, hasta que fueron cortadas por el toque del
alba.
PASO DEL NORTE
ME VOY lejos, padre; por eso vengo a darle el aviso.
—¿Y pa ónde te vas, si se puede saber?
—Me voy pal Norte.
—¿Y allá pos pa qué? ¿No tienes aquí tu negocio? ¿No estás
metido en la merca de puercos?
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