EL LIBRO DE ENOC
Entonces vi estos toros grandes y negros, todos ellos intercambiaban sus
pastos, establos y becerros y comenzaron a vivir unos con otros.
Observé de nuevo en mi sueño y miré hacia el cielo y he aquí que muchas
estrellas descendían y caían del cielo en medio de la primera estrella y
eran transformadas en toros en medio de aquellos becerros y pastaban
con ellos y entre ellos.
Los miré y vi como todos sacaron su miembro sexual como caballos y
montaron las vacas de los toros y todas quedaron preñadas y parieron
elefantes, camellos y asnos.
Todos los toros les tenían miedo, se aterrorizaron con ellos y comenzaron
a morder con sus dientes a devorar ya cornear.
Y además comenzaron a devorar a esos toros y he aquí que todos los
hijos de la tierra se empezaron a temblar y a espantarse ante ellos y a
huir.
Capítulo 87
Nuevamente vi como comenzaban a golpearse el uno al otro y a
devorarse el uno al otro y la tierra se puso a gritar.
Después elevé de nuevo mis ojos al cielo y tuve una visión; hela aquí:
salieron del cielo seres parecidos a hombres blancos, salieron cuatro de
ese lugar y tres con ellos.
Así, esos tres que salieron de últimos me tomaron de la mano y me
llevaron por sobre la generación terrestre hasta un lugar elevado y me
mostraron una torre alta construida sobre la tierra y todas las colinas eran
más bajas.
Me dijeron: «Permanece aquí hasta que hayas visto todo lo que le
sucederá a estos elefantes, camellos y asnos y a las estrellas, las vacas
y a todos ellos».
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