EL LIBRO DE ENOC
aquellos que toman su nombre en vano, ese día está preparado para los
elegidos un pacto, pero para los pecadores castigo.
[Ese día se harán salir separados dos monstruos, unos femenino y otro
masculino. El monstruo femenino se llama Leviatán y habita en el fondo
del mar sobre la fuente de las aguas.
El monstruo masculino se llama Behemoth, se posa sobre su pecho en
un desierto inmenso llamado Duindaín, al oriente del jardín que habitan
los elegidos y los justos, donde mi abuelo fue tomado, el séptimo desde
Adán el primer hombre a quien el Señor de los espíritus creó.
Le supliqué a otro ángel que me revelara el poder de esos monstruos,
cómo fueron separados en un solo día y arrojados el uno al fondo del mar
y el otro al suelo seco del desierto.
Me dijo: «Hijo de hombre, aquí vas a conocer los que es un misterio».
Me habló otro ángel que iba conmigo, que me revelaba lo que estaba
oculto, el principio y el fin, en lo alto del cielo y bajo la tierra en lo profundo,
en las extremidades del cielo y en sus cimientos; y en los depósitos de
los vientos, cómo los vientos son divididos, cómo son pesados y cómo en
sus puertas los vientos son registrados de acuerdo con su fuerza; y el
poder de la luz de la luna cómo es el poder que le corresponde; y la
diferenciación entre las estrellas de acuerdo con sus nombres y cómo
están subdivididas y clasificadas; y el trueno en los lugares donde
retumba y toda la distinción que es hecha entre los relámpagos para que
ellos brillen y entre sus huestes para que ellas obedezcan rápidamente.
El trueno hace pausas mientras espera su eco. Trueno y relámpago son
inseparables, son unidos por medio del espíritu y no están separados,
pues cuando el relámpago resplandece, el trueno hace oír su voz y el
espíritu lo aplaca mientras repica, y distribuye por igual entre ambos, pues
el depósito de sus ecos es como arena y cada uno de ellos como sus
ecos son retenidos con un freno y devueltos por el poder del espíritu, son
impulsados hacia muchas regiones de la tierra.
60