EL LIBRO DE ENOC
«Esta es lo que está de acuerdo con mi decisión: Cuando desee
atraparlos por manos de los ángeles en el día de la tribulación y el
sufrimiento a causa de esto, desataré mi castigo y mi ira sobre ellos», dijo
el Señor de los espíritus; «reyes y poderosos que habitáis sobre la tierra,
veréis a mi Elegido sentarse sobre el trono de gloria y juzgar a ’Asa’el,
sus cómplices y sus tropas, en el nombre del Señor de los espíritus». (Mc
14:62)
Capítulo 56
Vi las huestes de los ángeles de castigo que iban sosteniendo látigos y
cadenas de hierro y bronce.
Pregunté al ángel de paz que iba conmigo, diciendo: «¿A donde quién
van aquellos que llevan látigos?».
Me dijo: “hacia sus queridos elegidos, para que sean arrojados a los
profundo del abismo del valle; entonces este valle será llenado con sus
elegidos queridos, los días de su vida llegarán a su fin y a partir de ahí, el
tiempo de su extravía no será contado.
“En esos días los ángeles regresarán y se lanzarán hacia el oriente,
donde los partos y medos y sacudirán a los reyes, tanto que un espíritu
de desasosiego los invadirá, y los derrocarán de sus tronos, de manera
que huirán como leones de sus guaridas y como lobos hambrientos entre
su manada.
“Ellos irán y pisarán la tierra de sus elegidos y la tierra de sus elegidos
será ante ellos un camino trillado.
“Pero la ciudad de mis justos será un obstáculos para sus caballos:
comenzarán a combatir contra ellos y su mano derecha desplegará su
fuerza contra ellos. Un hombre no conocerá a su hermano ni un hijo a su
padre ni a su madre, hasta que el número de cadáveres complete su
matanza y su castigo no será en vano.
En ese tiempo el seol abrirá sus mandíbulas, serán engullidos por él y su
destrucción culminará: la muerte devorará a los pecadores en presencia
de los elegidos.
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