EL LIBRO DE ENOC
estará llena de bendición; sus labios glorificarán el nombre del Señor de
los espíritus; y la justicia y la verdad no fallarán ante él.
Yo deseaba vivir allí y mi espíritu anhelaba esa morada: esa era desde
antes mi herencia, tal y como había sido establecida para mí ante el
Señor de los espíritus.
En esos días alabé y ensalcé el nombre del Señor de los espíritus con
bendiciones y alabanzas porque Él me ha destinado para la bendición y
la gloria de acuerdo con el buen parecer del Señor de los espíritus.
Por mucho tiempo mis ojos observaron ese lugar y lo bendije a Él y lo
alabé diciendo:
“Bendito es Él y bendito sea desde el principio y para siempre”.
Ante Él no hay renuncia; Él sabe desde antes de que el mundo fuera
creado qué es para siempre y qué será de generación en generación.
Aquellos que no duermen te bendicen; ellos están ante tu Gloria y
bendicen, alaban y ensalzan diciendo: «Santo, Santo, santo es el Señor
de los espíritus, Él llena la tierra con espíritus».
Mis ojos vieron allá a todos aquellos que no duermen, bendiciendo y
diciendo: «Bendito seas tú y bendito sea el nombre del Señor de los
espíritus por los siglos de los siglos».
Mi rostro fue cambiado y no podía sostener la mirada.
Capítulo 40
Después de eso vi miles de miles y miríadas, vi una multitud innumerable
e incalculable, que se sostiene ante el Señor de los espíritus.
Y sobre los cuatro costados del Señor de los espíritus vi cuatro
presencias diferentes de aquellos que no duermen y aprendí sus nombres
porque el ángel que va conmigo me los dio a conocer y me mostró todas
las cosas ocultas.
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