EL LIBRO DE ENOC
Allí vi árboles silvestres que exudaban perfumes de incienso y mirra y sus
frutos son parecidos a las nueces.
Capítulo 30
Y más allá de ellos, me alejé muy al oriente y vi otro gran lugar, con valles
de muchas aguas, en el que había cañas dulces aromáticas semejantes
al lentisco; y en las orillas de estos valles vi el fragante cinamomo. Y más
allá de estos valles me alejé hacia el oriente.
Capítulo 31
Me fueron mostradas otras montañas y también en ellas vi árboles de los
cuales salía la resina llamada tsaru y gálbano.
Más allá todos los árboles todos los árboles estaban llenos de resina que
era semejante a la corteza del almendro.
Cuando se casca en estos árboles sale de ellos un olor perfumado y
cuando se muelen las cortezas son superiores a cualquier perfume.
Capítulo 32
Más allá de tales montañas, hacia el noreste de ellas, me fueron
mostradas otras montañas, llenas de nardo escogido, lentisco,
cardamomo y pimienta.
Desde allí continué hacia el oriente de todas estas montañas, lejos de
ellas, al oriente de la tierra, fui llevado por encima del mar Rojo y me alejé
mucho de él, pasé por encima de la oscuridad, lejos de ella; y fui llevado
al lado del Paraíso de Justicia, y me fueron mostrados desde lejos árboles
en él, árboles numerosos en exceso y grandes, diferentes unos de otros.
Vi allí un árbol que era distinto de todos los demás, muy grande, bello y
magnífico, el árbol de la sabiduría, los que comen de su fruto aprenden
gran sabiduría.
El árbol es tan alto como un abeto, sus hojas se parecen a las del
algarrobo y su fruto es como un racimo de uvas, muy bonito; y la fragancia
de ese árbol penetra hasta muy lejos.
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