EL LIBRO DE ENOC
Todas eran barrancos profundos de roca dura y no había árboles
plantados en ellos.
Yo me maravillaba de las montañas y me asombraba de los barrancos,
me asombraba demasiado.
Capítulo 27
Entonces dije: «¿Por qué esta tierra está bendita y llena de árboles y en
medio están estos barrancos malditos?». (2P 2:10; Judas 15)
Entonces Sariel, el Vigilante y el santo, que estaba conmigo, me
respondió y dijo: “Este barranco maldito es para aquellos que están
malditos para siempre; ahí serán reunidos todos los malditos que con su
boca pronuncian palabras indecorosas contra el Señor y ofenden su
Gloria, ahí serán reunidos y ahí estará el lugar de su juicio.
En los últimos tiempos se ejecutará sobre ellos en justicia el espectáculo
del juicio, en presencia de los justos para siempre; ahí se manifestará la
misericordia y la bendición del Señor de Gloria y el Rey Eterno.
El día del juicio sobre los anteriores, ellos le bendecirán por la
misericordia que les ha reservado.
Entonces yo bendije al Señor de Gloria, promulgué su Gloria y alabé su
grandeza
Capítulo 28
Fui desde allí hacia el oriente, en medio de la cordillera del desierto y vi
el desierto: estaba solitario y lleno de árboles y plantas; brotaba agua
desde arriba, acometiendo como un río caudaloso que fluía hacia el
noroeste llevando el agua y el rocío por todos lados.
Capítulo 29
Desde allí fui a otro lugar en el desierto y me alejé mucho, hacia el oriente
de este sitio.
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