EL LIBRO DE ENOC
Y él me contestó diciendo: “Esta montaña alta que has visto y cuya cima
es como el trono de Dios, es su trono, donde se sentará el Gran Santo,
el Señor de Gloria, el Rey Eterno, cuando descienda a visitar la tierra con
bondad”.
“No se permite que ningún ser de carne toque este árbol aromático, hasta
el gran juicio cuando Él se vengará de todo y llevará todas las cosas a su
consumación para siempre, pero entonces será dado a los justos y a los
humildes”.
“Su fruto servirá como alimento a los elegidos y será transplantado al
lugar santo, al templo del Señor, el Rey Eterno”.
Entonces ellos se regocijarán y estarán alegres; entrarán en el lugar santo
y la fragancia penetrará sus huesos; y ellos vivirán una larga vida, tal y
como la que sus antepasados vivieron. En sus días no los tocará ningún
sufrimiento ni plaga ni tormento ni calamidad».
Entonces bendije al Dios de la Gloria, al Rey Eterno, porque había
preparado tales cosas para los humanos, para los justos. Estas cosas Él
las ha creado y ha prometido dárselas.
Capítulo 26
Fui trasladado desde allí hasta el centro de la tierra y vi un lugar bendito
en el cual había árboles cuyas ramas brotaban permanentemente.
Allí me fue mostrada una montaña santa y salía agua de debajo de la
montaña, desde el oriente y descendiendo hacia el sur.
Y vi al oriente otra montaña más alta que aquella y entre ellas un cañón
profundo y angosto por el que corría el agua que salía de la montaña.
Y al occidente otra montaña, más baja que la anterior, poco elevada, y
por debajo, entre las dos, una hondonada profunda y seca, y otra
hondonada entre las tres montañas.
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