EL LIBRO DE ENOC
interrumpir su carrera ni de día ni de noche, permaneciendo constante,
mientras tanto.
Yo pregunté diciendo: «¿Qué es esto que no tiene reposo alguno?».
Me respondió Ra’u’el: “La función de este fuego que corre hacia el
occidente es guiar a todas las luminarias del cielo”.
Capítulo 24
Y me mostró las montañas: el suelo entre ellas era de fuego ardiente y
llameaba por las noches.
Fui hacia allá y vi siete montañas magníficas, diferentes entre sí y de
piedras preciosas y hermosas y todas eran espléndidas, de apariencia
gloriosa y bello aspecto: tres por el oriente, apoyadas una contra la otra;
y tres por el sur, una bajo la otra; y vi cañadas profundas y sinuosas,
ninguna de las cuales se unía a las demás.
La séptima montaña estaba en medio de todas, superándolas en altura a
la manera de un trono, rodeada por árboles aromáticos, entre los cuales
había un árbol cuyo perfume yo no había olido nunca y no había perfume
similar entre estos ni entre los demás árboles: exhala una fragancia
superior a cualquiera y sus hojas, flores y madera no se secan nunca, su
fruto es hermoso y se parece a los dátiles de las palmas.
Entonces dije: «“¡Qué árbol tan hermoso! Es bello a la vista, su follaje
gracioso y su fruto tiene un aspecto muy agradable”.
Entonces, Miguel el Vigilante y santo, que estaba conmigo y que estaba
encargado de esos árboles, me contestó».
Capítulo 25
«Y él me dijo: “Enoc, ¿para qué me preguntas por el perfume de ese árbol
y para qué quieres saber la verdad?”.
Entonces, yo, Enoc, le respondí así: “Deseo aprender de todo, pero
especialmente acerca de este árbol”.
37