EL LIBRO DE ENOC
quedó al descubierto, la barca reposó sobre la tierra, la oscuridad se retiró
y apareció la luz.
Entonces el toro blanco que se había convertido en hombre salió de esta
barca y con él los tres toros, uno de los cuales era blanco y se parecía a
ese toro, otro era rojo como sangre y el otro negro.
Empezaron a engendrar bestias salvajes y aves. Hubo una multitud de
toda especie: leones, leopardos, perros, lobos, hienas, cerdos salvajes,
zorros, ardillas, jabalís, halcones, buitres, gavilanes, águilas y cuervos.
En medio de ellos nació otro toro blanco.
Comenzaron a morderse unos a otros. El toro blanco que había nacido
en medio de ellos, engendró un asno salvaje y también un becerro blanco.
El asno salvaje se multiplicó. (Gn 21:12-13)
El becerro blanco, que había sido engendrado por el toro blanco,
engendró un jabalí negro y un carnero blanco. El jabalí engendró muchos
jabalís y el carnero engendró doce ovejas.
Cuando estas doce oveja hubieron crecido le dieron una oveja de entre
ellas a los asnos salvajes, pero esos asnos a su vez entregaron esa oveja
a lobos y la oveja creció entre los lobos. (Gn 47:27; Ex 1:7-22)
El carnero guió a todas las once ovejas a habitar y pacer con él entre los
lobos y ellas se multiplicaron y se transformaron en rebaños de
numerosas ovejas.
Los lobos empezaron a oprimir al rebaño hasta hacer perecer a sus
pequeños y a arrojar a sus pequeños en una corriente de agua. Entonces
las ovejas comenzaron a gritar por sus pequeños y a lamentarse ante su
Señor.
Una oveja que había escapado de los lobos huyó y fue hasta donde los
asnos salvajes.
Yo miré mientras el rebaño se quejaba y gritaba terriblemente hasta que
descendió el
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