EL LIBRO DE ENOC
Señor del rebaño a la voz de las ovejas, desde su alto santuario vino a
su lado y las hizo pacer. (Ex 5.6-9)
Llamó a la oveja que había escapado de los lobos y le hablo sobre los
lobos, para que los intimara a no tocar más a las ovejas.
Y esta oveja fue a donde los lobos por orden del Señor y otra oveja se
encuentro con ella y fue con ella. Fueron y las dos entraron juntas en la
asamblea de los lobos, por orden del Señor, les hablaron y les intimaron
para que no tocaran más a las ovejas.
Desde entonces observé que los lobos oprimieron con más dureza y con
todas sus fuerzas a las ovejas y las ovejas gritaron fuerte.
Y su Señor fue al lado de las ovejas y se puso a golpear a esos lobos y
los lobos comenzaron a lamentarse, en cambio las ovejas llegaron a
tranquilizase y desde ahí cesaron de gritar. (Ex 7-11, 12:29-31)
Como esos lobos no veían más a las ovejas, ellas anduvieron en medio
de este estanque y los lobos persiguieron a las ovejas y corrieron tras
ellas, esos lobos en este estanque de agua.
Y cuando ellos vieron al Señor de las ovejas se regresaron para huir de
su presencia, pero este estanque de agua se cerró y volvió
repentinamente a su posición natural y se llenó de agua.
Continué mirando hasta que todos los lobos que iban persiguiendo a este
rebaño, perecieron sumergidos y ahogados y las aguas los cubrieron.
El rebaño se apartó de estas aguas y fueron a un lugar desolado en el
que no hay agua ni hierba y sus ojos se abrieron y vieron. Miré hasta que
el Señor del rebaño los apacentó, les dio agua y hierba y la oveja fue y
los guió.
La oveja subió a la cima de una roca elevada y el Señor del rebaño la
envió en medio del rebaño y todos ellas se mantenían a distancia.
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