12 Opinión
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La sutil diferencia entre miedo y respeto
por Gianfranco Costa, majorero de adopción.
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E
n las familias numerosas que se formaron en
los años 50 en el sur de mi país, entre la gran
cantidad de miembros siempre había, por lo
menos, un carabinero. En la mía había muchos
más. Recuerdo la placentera sensación que me
daba sentarme en la misma mesa al lado de uno
de ellos: me hacía sentir tranquilo. Yo solo era un
niño, pero quizás ha sido por eso que también de
adulto, por lo menos hasta hace algunas décadas,
tenía un gran respeto por aquel uniforme. No me
daba miedo, era gente de familia por la cual sentía un profundo respeto. Me imagino que algo
parecido pasaba aquí en España con los guardias
civiles, a pesar de que fueron la mano armada del
franquismo.
De todas formas, me gustaría volver a percibir
esa sensación perdida de respeto hacia ese uniforme. Por lo menos a mí, hoy en día, en lugar de
respeto me infunde miedo, mucho miedo. No sé
si se trata de algo que solo me pasa a mí, pero a
veces escucho frases pronunciadas por la gente
en los bares de mi pueblo: “Cada vez que encuentras a una de sus patrullas, empieza a rezar para
que se trate de “los buenos”, aunque no tengas
nada que temer”.
Las crónicas de los últimos años han contribuido a reforzar este temor. Los que siguen son algunos de los últimos ejemplos de acontecimientos
que sinceramente a mí me dan miedo.
La Provincia, 23 de febrero de 2013: “Los guardias
Guardia Civil de patrulla.
civiles de El Cotillo también traficaban con drogas en Lanzarote . La Benemérita detiene a cinco
agentes del cuartel de Corralejo y a cuatro vecinos de Fuerteventura”.
El País, 27 de marzo de 2013: “Detenidos por torturas y drogas nueve guardias civiles llamados “el
grupo 7”. Delinquieron y torturaron de uniforme. Se
han intervenido 1000 kg de hachís. También se les
imputan delitos de torturas, amenazas y falsedad