EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 92

El jugador - Fedor Dostoiewski - Was ist’s der Teufel! -gritó, añadiendo luego a la frase una decena de juramentos. -¡Idiota! -exclamó la abuela despidiéndole con un gesto de la mano-. Sigamos adelante. Tengo hambre. Ahora mismo a comer, luego me echo un rato y después volvemos allá. -¿Quiere usted jugar otra vez, abuela? -grité. -¿Pues qué pensabas? ¿Que porque vosotros estáis aquí mano sobre mano y alicaídos, yo debo pasar el tiempo mirándoos? -Mais, madame -dijo Des Grieux acercándose-, les chances peuvent tourner, une seule mauvaise chance et vous perdrez tout.. surtout avec votre jeu... c'était terrible! - Vous perdrez absolument -gorjeó mlle. Blanche. -¿Y eso qué les importa a ustedes? No será su dinero el que pierda, sino el mío. ¿Dónde está ese mister Astley? -me preguntó. -Se quedó en el Casino, abuela. -Lo siento. Es un hombre tan bueno. Una vez en el hotel la abuela, encontrando en la escalera al Oberkellner, lo llamó y empezó a hablar con vanidad de sus ganancias. Luego llamó a Fedosya, le regaló tres federicos de oro y le mandó que sirviera la comida. Durante ésta, Fedosya y Marfa se desvivieron por atender a la señora. -La miré a usted, señora -dijo Marfa en un arranque-, y le dije a Potapych ¿qué es lo que quiere hacer nuestra señora? Y en la mesa, dinero y más dinero, ¡santos benditos! En mi vida he visto tanto dinero. Y alrededor todo era señorío, nada más que señorío. ¿Pero de dónde viene todo este señorío? le pregunté a Potapych. Y pensé: ¡Que la mismísima Madre de Dios la proteja! Recé por usted, señora, y estaba temblando, toda temblando, con el corazón en la boca, así como lo digo. Dios mío -penséconcédeselo, y ya ve usted que el Señor se lo concedió. Todavía sigo temblando, señora, sigo toda temblando. -Aleksei Ivanovich, después de la comida, a eso de las cuatro, prepárate y vamos. Pero adiós por ahora. Y no te olvides de StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 92