El jugador - Fedor Dostoiewski
- Was ist’s der Teufel! -gritó, añadiendo luego a la frase una
decena de juramentos.
-¡Idiota! -exclamó la abuela despidiéndole con un gesto de la
mano-. Sigamos adelante. Tengo hambre. Ahora mismo a comer,
luego me echo un rato y después volvemos allá.
-¿Quiere usted jugar otra vez, abuela? -grité.
-¿Pues qué pensabas? ¿Que porque vosotros estáis aquí mano
sobre mano y alicaídos, yo debo pasar el tiempo mirándoos?
-Mais, madame -dijo Des Grieux acercándose-, les chances
peuvent tourner, une seule mauvaise chance et vous perdrez
tout.. surtout avec votre jeu... c'était terrible!
- Vous perdrez absolument -gorjeó mlle. Blanche.
-¿Y eso qué les importa a ustedes? No será su dinero el que
pierda, sino el mío. ¿Dónde está ese mister Astley? -me preguntó.
-Se quedó en el Casino, abuela.
-Lo siento. Es un hombre tan bueno.
Una vez en el hotel la abuela, encontrando en la escalera al
Oberkellner, lo llamó y empezó a hablar con vanidad de sus
ganancias. Luego llamó a Fedosya, le regaló tres federicos de oro
y le mandó que sirviera la comida. Durante ésta, Fedosya y Marfa
se desvivieron por atender a la señora.
-La miré a usted, señora -dijo Marfa en un arranque-, y le dije a
Potapych ¿qué es lo que quiere hacer nuestra señora? Y en la
mesa, dinero y más dinero, ¡santos benditos! En mi vida he visto
tanto dinero. Y alrededor todo era señorío, nada más que señorío.
¿Pero de dónde viene todo este señorío? le pregunté a Potapych. Y
pensé: ¡Que la mismísima Madre de Dios la proteja! Recé por
usted, señora, y estaba temblando, toda temblando, con el
corazón en la boca, así como lo digo. Dios mío -penséconcédeselo, y ya ve usted que el Señor se lo concedió. Todavía
sigo temblando, señora, sigo toda temblando.
-Aleksei Ivanovich, después de la comida, a eso de las cuatro,
prepárate y vamos. Pero adiós por ahora. Y no te olvides de
StudioCreativo ¡Puro Arte!
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