El jugador - Fedor Dostoiewski
escapó sin querer el comentario de que, además de eso, había
otras circunstancias particulares, de que le era preciso
«conducirse de manera algo especial». De ahí que se apocara tan
de repente y cambiara de tono conmigo. Yo lo observé y tomé
nota mental de ello. Y como, sin duda, por pura necedad, él podía
apelar mañana a las autoridades, me era preciso tomar
precauciones.
Por otra parte, yo en realidad no quería enfurecer al general;
pero sí quería enfurecer a Polina. Polina me había tratado tan
cruelmente, me había puesto en situación tan estúpida que quería
obligarla a que me pidiera ella misma que cesara en mis actos.
Mis travesuras Podían llegar a comprometerla, sin contar que en
mí iban surgiendo otras emociones y apetencias; porque si ante
ella me veo reducido voluntariamente a la nada, eso no significa
que sea un «gallina» ante otras gentes, ni por supuesto que
pueda el barón «darme de bastonazos». Lo que yo deseaba era
reírme de todos ellos y salir victorioso en este asunto. ¡Que
mirasen bien! Quizá ella se asustaría y me llamaría de nuevo. Y si
no lo hacía, vería de todos modos que no soy un «gallina».
(Noticia sorprendente. Acaba de decirme la niñera, con quien he
tropezado en la escalera, que Marya Filippovna ha salido sola, en
el tren de esta noche, para Karlsbad con el fin de visitar a una
prima suya. ¿Qué significa esto? La niñera dice que venía
preparando el viaje desde hacía tiempo, pero ¿cómo es que nadie
lo sabía? Aunque bien pudiera ser que yo fuese el único en no
saberlo. La niñera me ha dicho, además, que anteayer Marya
Filippovna tuvo una disputa con el general. Lo comprendo. El
tema, sin duda, fue mademoiselle Blanche. Sí, algo decisivo va a
ocurrir aquí.)
Capítulo 7
StudioCreativo ¡Puro Arte!
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