EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 34

El jugador - Fedor Dostoiewski -Apuesto a que duda de que soy capaz de sentir una necesidad seria. -Me es igual -contestó Polina en voz baja e indiferente-. Bueno, si quiere, sí. Dudo que nada serio le traiga a usted de cabeza. Usted puede atribularse, pero no en serio. Es usted un hombre desordenado, inestable. ¿Para qué quiere el dinero? Entre las razones que adujo usted entonces, no encontré ninguna seria. -A propósito -interrumpí-, decía usted que necesitaba pagar una deuda. ¡Bonita deuda será! ¿No es con el francés? -¿Qué preguntas son éstas? Hoy está usted más impertinente que de costumbre. ¿No está borracho? -Ya sabe que me permito hablar de todo y que pregunto a veces con la mayor franqueza. Repito que soy su esclavo y que no importa lo que dice un esclavo. Además, un esclavo no puede ofender. -¡Tonterías! No puedo aguantar esa teoría suya sobre la «esclavitud». -Fíjese en que no hablo de mi esclavitud porque me guste ser su esclavo. Hablo de ella como de un simple hecho que no depende de mí. -Diga sin rodeos, ¿por qué necesita dinero? -Y usted, ¿por qué quiere saberlo? -Como guste -respondió con un movimiento orgulloso de la cabeza. -No puede usted aguantar la teoría de la esclavitud, pero exige esclavitud: «¡Responder y no razonar!». Bueno, sea. ¿Por qué necesito dinero, pregunta usted? ¿Cómo que por qué? El dinero es todo. -Comprendo, pero no hasta el punto de caer en tal locura por el deseo de tenerlo. Porque usted llega hasta el frenesí, hasta el fatalismo. En ello hay algo, algún motivo especial. Dígalo sin ambages. Lo quiero. StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 34