El jugador - Fedor Dostoiewski
-¡Conque ahí estamos! Pero se equivoca usted. ¿De qué cree
usted que hablaríamos, usted y yo, si no de eso? Porque en eso
consisten todos nuestros recuerdos. Pero no se preocupe, que no
me hace falta conocer ninguno de sus asuntos íntimos o
confidenciales... Me interesan sólo, por así decirlo, las condiciones
externas de miss Polina, sólo su situación aparente en la
actualidad. Eso puede decirse en dos palabras.
-Bueno, para que todo quede concluido con esas dos palabras:
miss Polina estuvo enferma largo tiempo; lo está todavía. Durante
algún tiempo estuvo viviendo con mi madre y mi hermana en el
norte de Inglaterra. Hace medio año su abuela -usted se acuerda,
aquella mujer tan loca- murió y le dejó, a ella personalmente,
bienes por valor de siete mil libras. En la actualidad miss Polina
viaja en compañía de la familia de mi hermana, que ahora está
casada. Su hermano y su hermana menores también llevaron su
parte en el testamento de la abuela y están en colegios de
Londres. El general, su padrastro, murió de apoplejía en París
hace un mes. Mademoiselle Blanche se portó bien con él, aunque
consiguió apoderarse de todo lo que le dejó la abuela .... me
parece que eso es todo.
-¿Y Des Grieux? ¿No está viajando también por Suiza?
-No, Des Grieux no está viajando por Suiza, y no sé dónde está
Des Grieux; por lo demás, le prevengo por última vez que desista
de tales alusiones y conexiones innobles de nombres, o tendrá
usted que vérselas conmigo.
-¿Cómo? ¿A pesar de nuestras relaciones amistosas de antes?
-Sí, a pesar de nuestras relaciones amistosas de antes.
-Le pido mil perdones, míster Astley, pero permítame decirle que
nada injurioso o innoble hay en ello, porque de nada culpo a miss
Polina. Amén de que un francés y una señorita rusa, hablando en
términos generales, forman una conexión, míster Astley, que ni a
usted ni a mí nos es dado calibrar ni entender por completo.
StudioCreativo ¡Puro Arte!
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