El jugador - Fedor Dostoiewski
pesar de todo)..., no sólo ha renunciado usted a todo propósito
que no sea ganar en el juego, sino que ha renunciado incluso a
sus recuerdos. Yo le recuerdo a usted en un momento ardiente y
pujante de su vida, pero estoy seguro de que ha olvidado todas
sus mejores impresiones de entonces. Sus ilusiones, sus
ambiciones de ahora, aun las más apremiantes, no van más allá
del pair et impair, rouge, noir, los doce números medios, etcétera,
etcétera. Estoy seguro.
-Basta, míster Astley, por favor, por favor, no haga memoria
-exclamé con enojo vecino al rencor-. Sepa que no he olvidado
absolutamente nada, sino que por el momento he excluido todo
eso de mi mente, incluso los recuerdos, hasta que mejore mi
situación de modo radical. Entonces... ¡entonces ya verá usted
cómo resucito de entre los muertos!
-Estará usted aquí todavía dentro de diez años -dijo-. Le apuesto
que se lo recordaré a usted en este mismo banco, si vivo todavía.
-Bueno, basta -interrumpí con impaciencia-, y para demostrarle
que no me he olvidado tanto del pasado, permita que le pregunte:
¿dónde está miss Polina? Si no fue usted quien me sacó de la
cárcel sería probablemente ella. No he tenido noticia ninguna de
ella desde aquel tiempo.
-¡No, oh no! No creo que fuera ella quien le sacara. Está ahora
en Suiza, y me haría usted un gran favor si dejara de
preguntarme por miss Polina -dijo sin ambages y hasta con
enfado.
-Eso quiere decir que le ha herido también a usted mucho -dije
riendo involuntariamente.
-Miss Polina es la mejor de todas las criaturas más dignas de
respeto, pero le repito que me hará un gran favor si deja de
preguntarme por miss Polina. Usted no la conoció nunca, y
considero insultante a mi sentido moral oír su nombre en labios de
usted.
StudioCreativo ¡Puro Arte!
Página 162