EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 161

El jugador - Fedor Dostoiewski -Oh no, no puedo decir que sepa quién le sacó. -Cosa rara. No soy conocido de ninguno de nuestros rusos, y quizá aquí los rusos no rescatan a nadie. Allí en Rusia es otra cosa: los ortodoxos rescatan a los ortodoxos. Pensé que algún inglés estrambótico podría haberlo hecho por excentricidad. Míster Astley me escuchó con cierto asombro. Por lo visto esperaba encontrarme triste y abatido. -Me alegra mucho, de todos modos, ver que conserva plenamente su independencia espiritual y hasta su jovialidad -dijo con tono algo desagradable. -Es decir, que está usted rabiando por dentro porque no me ve deprimido y humillado -dije yo, riendo. No comprendió al instante, pero cuando comprendió se sonrió. -Me gustan sus observaciones. Reconozco en esas palabras a mi antiguo amigo, listo y entusiasmado al par que único. Los rusos son los únicos que pueden reconciliar en sí mismos tantas contradicciones a la vez. Es cierto; a uno le gusta ver humillado a su mejor amigo; y en gran medida la amistad se funda en la humillación. Ésta es una vieja verdad conocida de todo hombr P