EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 128

El jugador - Fedor Dostoiewski -¿Qué hacer? -exclamé-. ¿Cómo... sí, cómo puede usted querer a Des Grieux? ¡Oh, canalla, canalla! ¡Si usted lo desea, lo mato en duelo! ¿Dónde está ahora? -Ha ido a Francfort y estará allí tres días. -¡Basta una palabra de usted y mañana mismo voy allí en el primer tren! -dije con entusiasmo un tanto pueril. Ella se rió. -¿Y qué? Puede que diga que se le devuelvan primero los cincuenta mil francos. ¿Y para qué batirse con él?... ¡Qué tontería! -Bien, pero ¿dónde, dónde agenciarse esos cincuenta mil francos? -repetí rechinando los dientes, como si hubiera sido posible recoger el dinero del suelo-. Oiga, ¿y míster Astley? -pregunté dirigiéndome a ella con el chispazo de una idea peregrina. Le centellearon los ojos. -¿Pero qué? ¿Es que tú mismo quieres que me aparte de ti para ver a ese inglés? -preguntó, fijando sus ojos en los míos con mirada penetrante y sonriendo amargamente. Por primera vez en la vida me tuteaba. Se diría que en ese momento tenía trastornada la cabeza por la emoción que sentía. De pronto se sentó en el sofá como si estuviera agotada. Fue como si un relámpago me hubiera alcanzado. No daba crédito a mis ojos ni a mis oídos. ¿Pero qué? Estaba claro que me amaba. ¡Había venido a mí y no a míster Astley! Ella, ella sola, una muchacha, había venido a mi cuarto, en un hotel, comprometiéndose con ello ante los ojos de todo el mundo ... ; y yo, de pie ante ella, no comprendía todavía. Una idea delirante me cruzó por la mente. -¡Polina, dame sólo una hora! ¡Espera aquí sólo una hora .... que volveré! ¡Es... es indispensable! ¡Ya verás! ¡Quédate aquí, quédate aquí! StudioCreativo ¡Puro Arte! Página 128