EL JUGADOR - FIÓDOR DOSTOYEVSKI | Page 104

El jugador - Fedor Dostoiewski Llegamos a la casa donde estaba la agencia de cambio. Entré a cambiar y la abuela se quedó a la puerta. Des Grieux, el general y mademoiselle Blanche se mantuvieron apartados sin saber qué hacer. La abuela les miró con ira y ellos tomaron el camino del Casino. Me propusieron una tarifa de cambio tan atroz que no me decidí a aceptarla y salí a pedir instrucciones a la abuela. -¡Qué ladrones! -exclamó levantando los brazos-. ¡En fin, no hay nada que hacer! ¡Cambia! -gritó con resolución-. Espera, dile al cambista que venga aquí. -¿Uno cualquiera de los empleados, abuela? -Cualquiera, dalo mismo. ¡Qué ladrones! El empleado consintió en salir cuando supo que quien lo llamaba era una condesa anciana e impedida que no podía andar. La abuela, muy enojada, le reprochó largo rato y en voz alta por lo que